El papa Francisco llamó a los jóvenes cubanos a soñar, forjar la amistad social y construir una cultura del encuentro, para así alcanzar la grandeza de la patria.
Su Santidad subrayó que un joven que no es capaz de soñar esta clausurado en sí mismo. A veces soñamos cosas que no van a suceder, pero pueden desear, buscar horizontes y abrirse, insistió.
El mundo puede ser distinto, mejor si ponen lo mejor de ustedes, no se olviden de contar sus sueños, hablen de las cosas inmensas que quieren.
A veces somos cerrados, nos metemos en nuestro mundito, pero corazones y mentes abiertas es lo que necesitamos, si pensamos diferentes por qué no vamos hablar y no nos damos la mano en aquello que tenemos en común, dijo el jefe del Estado del Vaticano.
Si después podemos hablar de lo que tenemos diferente, también podemos hacerlo, comentó.
Buscar el bien común es la amistad social, la enemistad social destruye la familia y el mundo, señaló el líder de la Iglesia Católica.
La enemistad más grande es la guerra y hoy el planeta se destruye por ella, por la incapacidad de sentarse hablar, lamentó el papa Francisco.
Cuando hay división hay muerte en el alma, porque matamos la capacidad de unir, sean capaces de crear la amistad social, recalcó el Obispo de Roma.
Explicó que los jóvenes son la esperanza de un pueblo y esta es sufrida, incluso para llevar adelante un proyecto.
La esperanza es fecunda, da vida y la capacidad de dar patria, sentenció.
Lamentó como se fomenta la cultura del descarte, y como afecta a la juventud, anula su esperanza y la lleva a las adicciones o el suicidio.
Un pueblo que sabe convocarse para construir un futuro aunque exista diferencia de pensamientos tiene la esperanza de juntos buscar la nobleza de la patria.
«No nos desencontremos entre nosotros, vayamos acompañados aunque sintamos distinto, esa es la grandeza de su pueblo y de la patria, es la dulce esperanza de la patria«.
Voy a rezar por ustedes y les pido que recen por mí, si alguno de ustedes no es creyente y no reza, que me desee cosas buenas, pidió Su Santidad a la juventud de la mayor de las Antillas.