El Papa Francisco llegará el 18 de enero a un Perú aún conmocionado por el indulto otorgado al exmandatario Alberto Fujimori (1990-2000) y el escándalo de corrupción de la compañía brasileña Odebrecht, que han sumido en una crisis política al Gobierno del presidente Pedro Pablo Kuczynski.
Esta situación, que incluso ha llevado a un sector de la oposición política a cuestionar la permanencia de Kuczynski en el cargo, obligará al pontífice a andar de puntillas en sus pronunciamientos en el país.
En principio, será un escenario totalmente diferente al que se esperaba hace unos meses, cuando se anunció una visita apostólica de tres días centrada en reafirmar la defensa del medio ambiente y los indígenas, así como en incidir en la santidad de los creyentes.
Muchos consideran, sin embargo, que el Papa aludirá en algún momento a temas políticos y a la crisis moral que genera el asedio de la corrupción en el país y en la región, conmocionada durante los últimos meses por las revelaciones del caso Odebrecht.
En Perú, la Justicia sigue el rastro de los millonarios sobornos que esa compañía admitió haber pagado a funcionarios a cambio de adjudicarse grandes obras entre 2005 y 2014, un período que comprende los gobiernos de Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala, todos sometidos a investigaciones judiciales por este tema.
El Papa también encontrará al país crispado por el indulto a Fujimori, ya que se cuestionan los argumentos humanitarios esgrimidos por Kuczynski para otorgar esa gracia y muchos creen que se trató, en realidad, de un intercambio de favores políticos.
Santa Sede: No era el momento adecuado para perdonar a Fujimori
Con el indulto otorgado el 24 de diciembre, Kuczynski abrió un segundo capítulo en una crisis política que bien pudo acabar tres días antes con su destitución por el Congreso, que lo cuestionó por los vínculos de una consultora suya con Odebrecht.
La retirada de un grupo de legisladores de izquierda y la abstención de diez fujimoristas, liderados por Kenji Fujimori, el hijo menor del exmandatario, fue fundamental para evitar que siguiera adelante su destitución.
La decisión del grupo de fujimoristas, en abierta desobediencia al acuerdo tomado por el partido Fuerza Popular, sorprendió a muchos, pero se convirtió en el centro de la controversia cuando luego se otorgó el indulto a Fujimori, quien cumplía desde 2009 una condena a 25 años de cárcel por delitos de lesa humanidad.
Durante las primeras semanas de este año, la situación se ha mantenido en estado latente, con convocatorias a nuevas marchas de protesta, así como la presentación de recursos jurídicos contra el indulto, incluido uno ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH), que verá el tema el próximo 2 de febrero.
Incluso, los familiares de las víctimas de las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, por las que Fujimori fue sentenciado a 25 años de prisión, han pedido una audiencia con Francisco para exponerle el caso e intentar recibir su solidaridad.
En medio de la crisis, la iglesia Católica peruana solo se pronunció a nivel institucional durante el pedido de destitución de Kuczynski y para solicitar a los políticos que reencuentren «el camino del diálogo y la prudencia».
ONU: Indulto a Fujimori es “bofetada” para víctimas de violaciones de DDHH
La Conferencia Episcopal Peruana (CEP) dijo que es necesario «respetar la autonomía y el equilibrio de los poderes del Estado», pero también enfatizó que «la corrupción política es una de las deformaciones más graves del sistema democrático, porque traiciona al mismo tiempo los principios de la moral y las normas de la justicia social».
Sobre el indulto, la institución religiosa no ha emitido un pronunciamiento formal, más allá de algunas declaraciones alusivas del cardenal Juan Luis Cipriani, quien ha invocado el «perdón» y ha pedido que las manifestaciones de rechazo no caigan en la violencia.
Cipriani ha dicho, sin embargo, que la palabra «reconciliación», que ha usado el presidente Kuczynski repetidas veces en las últimas semanas, «se ha politizado» y considera que en realidad implica «un acto espiritual».
Cuando casi todo esta listo para la visita del Papa, Kuczynski envió al pontífice un mensaje de bienvenida para decirle que «llena de mucha esperanza» a su país y que «hoy más que nunca millones de peruanos» esperan «su mensaje de paz, unión y esperanza». EFE