VARSOVIA.- El primer ministro de Polonia, Donald Tusk, anunció este lunes la puesta en marcha de un nuevo proyecto de defensa en la frontera con Rusia y Bielorrusia bajo el nombre de ‘escudo del este’, una «inversión en paz» con la que esperan disuadir a sus vecinos de cualquier tipo de iniciativa que amenace su soberanía.
«Se trata de una tarea estrictamente pacífica», remarcó Tusk durante una visita al campo de entrenamiento militar de Ozysz, en la región de Varmia y Masuria, que limita con el exclave ruso de Kaliningrado.
«Todos estos ejercicios, instalaciones, miles de millones que gastaremos aquí, barreras, drones, todo esto es para garantizar que un enemigo potencial no se atreva a entrar. Tratémoslo como una inversión en paz y seguridad, no solo como ejercicios de guerra», señaló el primer ministro polaco.
Tusk destacó que estas instalaciones, principalmente de carácter civil, han contado con el apoyo de financiación británica, estadounidense, pero también de Finlandia y de los vecinos del Báltico, aunque también habrá fondos europeos.
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Por su parte, el ministro de Defensa, Wladyslaw Kosiniak-Kamysz, aseguró que este proyecto es una prioridad para el Gobierno pues todavía se producen «ataques de delincuentes» a soldados polacos. «No queremos cometer los errores de nuestros predecesores», dijo, según recoge la agencia de noticias PAP.
El Gobierno prevé un gasto de unos 2.300 millones de euros hasta 2028 –«eso es mucho más de lo que se invierte en cualquier otro país de la región», destaca el ministro de Defensa– para reforzar el flanco oriental de Polonia, y por tanto de la OTAN, tanto de posibles amenazas militares como de otro tipo.
«No hay mayor prioridad para nosotros que la seguridad del Estado polaco. Este es un asunto sagrado y muy importante. La disuasión, la resiliencia y, si surgiera cualquier amenaza, la defensa de cada centímetro de la patria», dijo.
Polonia ha denunciado desde 2021 en reiteradas ocasiones a Bielorrusia de hacer uso de la crisis de refugiados en la frontera para presionar al país en represalia por las sanciones lanzadas por la Unión Europea contra el Gobierno de Alexander Lukashenko tras su controvertida nueva reelección en las elecciones de 2020.
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No obstante, coincidiendo con la invasión rusa de Ucrania, la situación se ha agravado aún más, con Polonia insistiendo en sus quejas hacia Bielorrusia por intentar desestabilizar a los socios de Kiev.
Por su parte, este mismo lunes la Comisión Europea alertó al Gobierno polaco de que reforzar la frontera no puede estar enfrentado con el respeto a las normas y obligaciones internacionales, incluido las leyes comunitarias de asilo, que Tusk dejó entrever durante el fin de semana que su Gobierno suspendería.
Europa Press