Parece que Julio Demartini, exministro vinculado al caso Qali Warma, está a punto de conseguir el santo salvavidas de su carrera: ser embajador en el Vaticano.
Juan Burgos, congresista fiscalizador, ha lanzado una alerta roja: si el gobierno de Dina Boluarte lo nombra, Demartini obtendría inmunidad diplomática gracias a la Convención de Viena (1961), ese manual de supervivencia para diplomáticos que, entre líneas, dice: “Aquí no me tocas”.
¿Las ventajas? Nada de pesquisas, allanamientos o interceptar sus llamadas (¿alguien dijo WhatsApp seguro?). Mientras el Ministerio Público investiga su presunta omisión en intoxicaciones infantiles en Puno y Cajamarca, esta designación, respaldada por el premier y canciller, podría convertir al Vaticano en su resort blindado. Burgos lo resume: Es como darle un pasaporte dorado para evadir la justicia. ¿Un cargo en el Vaticano?
Qué casualidad que coincida con la necesidad de evitar preguntas incómodas. Eso sí: si el exministro termina rezando en Roma, las pruebas contra él podrían quedar en el limbo. ¿Prioridades del gobierno?: ‘Rescatar a nuestra gente investigada’.
#DelHechoAlDicho | “Los embajadores ganan inmunidad diplomática“. Jaime Chincha [@JaimeChincha] critica la posible designación del exministro Julio Demartini como embajador del Perú en el Vaticano, debido a las investigaciones en su contra por distribuir conservas en mal estado a… pic.twitter.com/wOwCTLSJxn
— La República (@larepublica_pe) February 21, 2025
Texto: WSV
Foto: Composición
Video: Twitter La República
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