Esto lleva años anunciándose y está siendo un tema recurrente en 2015. Google en febrero avisó de que todos los anuncios que fueran Flash serían convertidos automáticamente a HTML5 al pasar por AdWords. Y después anunció que desde el 1 de septiembre todos aquellos que se mantengan fieles a Flash serán pausados por defecto.
Esta medida de Google ha sido la estocada final para Adobe Flash, que lleva agonizando ya varios meses camino a su fin. Es más, los de Mountain View, fieles a sus anuncios, pusieron a disposición de quienes quisieran realizar anuncios herramientas para convertirlos a HTML5. A esta batalla se han unido también Firefox y Facebook desde donde han anunciado también que no contarán más con este producto de Adobe. Ahora bien, el daño que este aviso que ha hecho Google a los anunciantes sobre Flash es sin duda el más importante porque más del 50% de los usuarios de Internet usan Chrome para navegar. Y las marcas lo saben.
La guerra contra Flash la declaró Apple, que decidió que en iPhone no iba a haber soporte para Flash, y después tampoco lo habría en su iPad hasta que llegó hasta su navegador, Safari, que tampoco iba a tenerlo ya más instalado por defecto. Comenzó ahí el declive hasta lo que se supone su final definitivo con la imposición de Google.
¿Cuál es el motivo de que todos los navegadores quieran suprimir Flash? Pues como ya se sabe, la escasa seguridad que presenta, que podría afectar a millones de usuarios y que para ponerle remedio lo que se ha decidido, en la mayoría de los casos, es desinstalarlo.
En realidad todo esto se ha ido solucionando de forma progresiva en las páginas webs, el 99% de ellas ya no lo utilizan. El mayor problema se encuentra ahora en los anunciantes. Las marcas se ven en la obligación de dar el paso hacia el HTML5 y si no lo hacen tendrán una gran caída en cuanto a las impresiones. Es decir: sus anuncios no alcanzarán nunca la conversión deseada.
En diversos portales se pueden ver aún anuncios en Flash que por ahora pueden seguir viéndose hasta que se actualice del todo el navegador Chrome, ganando tiempo para que las marcas también se «actualicen» y acepten este obligatorio cambio.
¿Hasta dónde llevará todo esto? Pues aún es pronto para saberlo porque al igual que pasó con el feroz anuncio de Google de no posicionar Webs que no fueran responsive del que aún no se ven tantas consecuencias entre quienes se han quedado anclados en el pasado, puede que esta crónica de una muerta anunciada de Adobe Flash no tenga unos resultados tan desastrosos para las marcas a corto plazo. Lo que sí está claro es que a largo plazo deberán adaptarse o sí que notarán las pérdidas. Y ahí está Google con su armadura de AdWords para ayudarlos.