ROMA.- La Policía científica italiana encontró hoy nuevos fragmentos óseos en el mismo lugar de la Nunciatura de Roma donde se halló un esqueleto humano y todo el material ha sido incluido en la investigación, explicó a Efe el perito forense Giovanni Arcudi.
El experto, elegido por el Vaticano para seguir el examen de los restos óseos descubiertos dijo que los agentes acudieron a la sede diplomática de la Santa Sede en Italia para buscar nuevas pruebas en el lugar en el que fue hallado el esqueleto.
Fue entonces cuando gracias a nuevas excavaciones se encontraron otros fragmentos que, subrayó, ahora «deben ser estudiados».
El análisis de los huesos comenzó ayer lunes con su limpieza y la extracción de material genético por orden de la Fiscalía de Roma para datarlos e identificarlos en el laboratorio.
La aparición de este esqueleto ha hecho especular sobre si podría tratarse de Emanuela Orlandi, la hija de un empleado vaticano que desapareció en 1983 a la edad de 16 años, uno de los grandes misterios de Italia y de la Santa Sede.
Ante la expectación suscitada el experto insistió en que por el momento la investigación sigue abierta y no constan elementos que permitan una primera identificación de los restos.
«Yo personalmente y tampoco los consultores de la Fiscalía no tenemos ningún elemento para establecer diagnósticos y decir si es un chico o una chica o su edad», apuntó Arcudi.
Explicó que para establecer la edad de un sujeto se necesitan «los huesos largos enteros» o para el sexo se requiere la mandíbula, la cadera o el cráneo: «Y no los tenemos completamente», alega.
Sin embargo sostuvo que el cráneo, «aunque no está bien conservado, está».
Por ello llamó a la calma e insistió en que se deberá esperar a que concluyan las pruebas genéticas, para lo que se necesitarán «algunos días».
«Si queremos tener un mínimo de seriedad, debemos esperar», añadió el experto, en referencia a las especulaciones publicadas en medios.
El hallazgo de los huesos ha vuelto a sacar a la luz el caso de Orlandi, pero también de Mirella Gregori, otra joven desaparecida en el mismo año de la que nunca más se tuvo noticias y que vivía con sus padres cerca de la actual nunciatura.
Pero los comentarios evocan sobre todo a Orlandi, pues su caso tiene muchos componentes de misterio y en la suerte de la muchacha se cruzan muchas teorías que señalan a mafiosos, a la Iglesia e incluso al turco Ali Agca, que en 1981 atentó contra el papa Juan Pablo II.
En su momento Ali Agca aseguró que la desaparición de las adolescentes se relacionaba con la exigencia de que fuera puesto en libertad y apuntó que estaban vivas, pero fue una hipótesis que nunca se tuvo demasiado en cuenta, ya que el terrorista ha cambiado de versión en multitud de ocasiones.
En los últimos días se ha disparado la hipótesis de que los restos encontrados puedan pertenecer incluso a la esposa de un portero de la Nunciatura que desapareció en la década de 1960.
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