WASHINGTON/EEUU.- Mientras miles de personas se manifestaban este fin de semana en Estados Unidos para reforzar el control de armas y endurecer las leyes del país, el hijo del presidente Donald Trump, Donald Trump Jr., obtuvo su licencia para portar armas en Pensilvania.
El primogénito de Trump, que hace dos semanas anunció su divorcio de Vanessa Kay Haydon después de casi 13 años de matrimonio, celebra su llegada a la soltería con lo que para él es un buen regalo debido a su gran afición por la caza.
De acuerdo a Page Six, Trump Jr. recibió la autorización justo antes de hacerse público su divorcio el pasado 15 de febrero. El permiso tiene una validez de cinco años y es aceptado en muchos estados de Estados Unidos, excepto en Nueva York.
“No está claro por qué Trump Jr. solicitó un permiso en Pensilvania, pero hay especulaciones de que no lo hizo en Nueva York porque tiene que proporcionar información financiera”, asegura una fuente al portal estadounidense.
Como explica la publicación, las pautas del NYDP (el Departamento de Policía de Nueva York) para los solicitantes de licencias de armas de fuego establecen que se puede requerir una declaración de impuestos del estado Nueva York como parte de la documentación.
El hijo mayor del presidente es un ávido cazador y no esconde su interés por las armas de fuego. De hecho, según informó The Daily Beast, tras el tiroteo en la escuela de Florida, Donald Jr. instó a su padre a conservar su fuerza frente al control y derechos de armas y a mantenerse firme contra cualquier prohibición de armas de fuego.
La pasión por la caza de Trump Jr. le ha traído en el pasado también duras críticas, sobre todo al difundir fotos con animales muertos, como leones, leopardos o peces, en sus redes sociales.
En el 2005 se difundieron unas fotografías de Donald Trump Jr en las que se le veía, en algunas con su hermano Eric, durante una expedición de caza en África, y posaba frente a un búfalo muerto, agarrando un leopardo o sosteniendo un colmillo de elefante.
Donald Trump Jr. y Eric compraron el año pasado una reserva de caza de 70 hectáreas en el norte de Nueva York que usan como su campo de tiro privado. El pasado febrero, los residentes de la aldea de Wingdale le dijeron a The Associated Press que aquello «suena como una zona de guerra» los fines de semana debido al ruido de disparos de rifles desde una torre de madera y explosiones ruidosas. (ECHA – Agencias)