Ollanta Humala concluye con buenas cifras económicas y baja popularidad

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Con una baja popularidad, Ollanta Humala concluye un mandato de cinco años en Perú marcado por las críticas a su supuesta falta de liderazgo, pero con buenas cifras económicas y el afianzamiento de programas sociales.

A pocos días de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, que disputarán el domingo los candidatos Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori, el presidente de Perú emprendió uno de sus últimos viajes al exterior, con una visita a Francia, que le ha permitido reunirse con el presidente galo, François Hollande.

Para el analista político Santiago Pedraglio «lo más positivo» de la gestión de Humala han sido sus programas dirigidos a los sectores más vulnerables del país, aunque entre los factores más negativos estuvo el «desgaste innecesario» que sufrió «por un exceso de protagonismo de su esposa, que era perfectamente evitable».

«Fue un flanco muy vulnerable, frente a los medios y los otros partidos políticos», señaló Pedraglio a Efe antes de manifestar que otro de los puntos débiles fue el poco avance en la lucha contra la minería ilegal, a pesar de las normas aprobadas.

Humala, que comenzó su gestión el 28 de julio del 2011, tras vencer en una segunda vuelta a Keiko Fujimori, despejó rápidamente los temores de los sectores conservadores del país que aseguraban que iba a implantar un régimen «chavista» y dio un giro hacia el centro que mantuvo la línea económica del libre mercado pero impulsó una agresiva implementación de programas sociales.

Para Pedraglio los logros en este tema pasaron por el impulso al programa de apoyo a ancianos sin recursos Pensión 65, las becas para jóvenes pobres, así como el fortalecimiento del Seguro Integral de Salud (SIS), que hoy atiende a entre 10 a 12 millones de peruanos.

Tras mencionar que también se presentaron avances importantes «pero todavía limitados» en educación y en infraestructura para intentar cerrar la brecha digital.

Pedraglio dijo que Humala bien pudo evitar conflictos sociales, sobre todo vinculados con la minería, «si hubiera guardado un mayor equilibrio entre la población y las inversiones mineras».

A pesar de las buenas cifras económicas obtenidas en medio de la crisis financiera internacional de los últimos años, en los que Perú tuvo un crecimiento promedio de 3.5 %, el gobernante recibió desde un primer momento bajas aprobaciones, que llegaron hasta un 15 %.

Humala es acusado, además, de carecer de liderazgo, sobre todo en la lucha contra la inseguridad ciudadana, que es considerada por los peruanos como el principal problema del país.

Humala ha mantenido, a pesar de la elección presidencial, una constante actividad en las últimas semanas, que ha incluido la inauguración de obras en todo el país y la defensa de su gestión.

El gobernante mencionó entre estos logros a las obras de modernización de la refinería de Talara, en el norte del país, el proyecto del nuevo aeropuerto internacional del Cusco, en el sur, y la construcción de la carretera longitudinal de la sierra.

En un balance de gestión que ofreció a mediados de este mes, el primer ministro, Pedro Cateriano, consideró que «el aspecto más importante» en las relaciones exteriores fue la ejecución de la sentencia emitida en el 2014 por la Corte Internacional de Justicia de La Haya en el litigio por límites marítimos que mantuvo con Chile.

A pesar de ello, los analistas coinciden en señalar que Humala afrontará investigaciones del próximo Congreso, dominado por el fujimorismo, y los logros de su gestión tendrán poca oportunidad de ser defendidos por la decisión que tomó su partido de no participar en los comicios generales de este año.

EFE/Foto: desdeeltercerpiso.com

 

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