La decisión de Hungría de cerrar físicamente su frontera con Serbia ha disparado la tensión, no sólo con los refugiados que reclaman, incluso de forma violenta, poder pasar y salir del limbo legal en que se encuentran, sino también con el Gobierno serbio.
Día y medio después de que se interrumpiera el paso de refugiados, un pequeño grupo de entre los cientos que esperan en la zona de nadie entre los dos países derrumbó las vallas que cierran el cruce fronterizo de Horgos para forzar su entrada en Hungría, pero la Policía los detuvo empleando gas pimienta y un cañón de agua, según mostraron varias emisoras de televisión.
En las imágenes pueden verse también a algunos refugiados que arrojan objetos a los agentes.
#Hungría: valla frena la llegada de refugiados de #OrienteMedio https://t.co/SOuCvog3u9 pic.twitter.com/Zp2t0rzR7r
— Crónica Viva (@cronica_viva) September 15, 2015
Zoltán Kovács, portavoz del Gobierno húngaro, llegó a asegurar al respecto que «la prensa mundial puede ver que no se trata de refugiados pacíficos. Inmigrantes agresivos y armados han sitiado la frontera húngara», según recoge el portal informativo Origo.
«¡Libertad!» y «¡Abran las puertas!» gritaban los refugiados, provenientes en su mayoría de países en conflicto como Siria o Afganistán y cuya meta es llegar a países de Europa Occidental, principalmente Alemania.
#Perú agilizará procedimientos para recibir a refugiados de #Siria https://t.co/oeA0Py8ak2 pic.twitter.com/YIiht7CcFZ
— Crónica Viva (@cronica_viva) September 11, 2015
La Policía informó de que catorce agentes sufrieron heridas y dos de ellos fueron hospitalizados, pero no dio detalles sobre lesiones entre los refugiados.
Según estimaciones de la televisión pública M1, unos 150 inmigrantes sufrieron heridas en el choque con los agentes.
EFE