Unos 50 músicos de varias generaciones y de toda Iberoamérica se dieron cita ayer viernes en el Estadio Centenario de Montevideo para homenajear al máximo exponente del canto popular uruguayo, Alfredo Zitarrosa (1936-1989), con motivo de los ochenta años de su nacimiento.
Un recinto repleto con miles de personas de todas las edades esperaba con ansias el inicio del espectáculo, que fue aplazado 24 horas por motivos climáticos y que tuvo como preludio una grabación de Zitarrosa en su primer concierto en Uruguay tras su exilio durante la dictadura cívico militar (1973-1985), en el mismo estadio.
Tras la apertura a cargo del dúo folclórico uruguayo Larbanois-Carrero, una seguidilla de músicos que podrían haber compartido escenario con el homenajeado por motivos generacionales, interpretaron emocionantes versiones de sus canciones.
Entre ellos, se destacó el dúo integrado por Washington Carrasco y Cristina Fernández, cuya versión de «Para Manolo», una canción que conjuga la cantiga el folclore rioplatense para describir a un inmigrante gallego.
El primer ímpetu de la nueva generación de músicos llegó con «Adagio en mi país», una canción símbolo de la resistencia uruguaya durante la dictadura, cuando la voz de Fernández se unió a la del vocalista Christian Cary y la sinergia de las dos generaciones resultó en una interpretación estupenda, que arrancó la primera gran ovación de la velada.
Otra de las versiones «jóvenes» de la jornada fue la de Juan Campodónico, que junto a Luciano Supervielle en el teclado, revisó «A José Artigas», otra de las canciones icónicas de Zitarrosa en homenaje al prócer uruguayo, cuya voz apareció por segunda vez en la noche en un ‘sample’ de la versión original.
Los aplausos se intensificaron cuando al escenario subió Daniel Viglietti, otra de las grandes voces de la canción popular uruguaya, que con la «Milonga Cañera» y «Yo sé quién soy», dos piezas que recuerdan a los «cañeros», los campesinos que encarnaron las luchas sociales en la década de los 60 en el país suramericano.
La expectativa por ver en el escenario a uno de los platos fuertes de la noche, el español Joan Manuel Serrat, iba in crescendo, hasta que pasada una hora del concierto apareció en escena «el Nano», para regalar al público una emocionante interpretación de la «Milonga de Ojos Dorados».
En esta ocasión, el cantautor atemperó su acento ibérico y su voz adquirió rasgos rioplatenses para dar más fidelidad a su canto, y con él provocó un largo aplauso del público.
Una vez terminada la actuación del catalán, el público se preguntaba con qué canción aparecería Jorge Drexler, otra de las principales propuestas de la noche.
Fue con «Stephanie», una canción que recuerda a una mujer que conoció Zitarrosa que ejercía la prostitución para juntar el dinero necesario para reunirse con el hombre que amaba, que Drexler se presentó ante el público de su país, con una versión que hizo plena justicia al original.
La argentina Liliana Herrero fue otro de los destaques entre la cincuentena de artistas en escena, con su voz característica que dio vida a «El violín de Becho» y «Pa’l que se va», dos temas insignia del homenajeado.
Un momento álgido de la noche fue cuando el actor Julio Calcagno y la cantante Malena Muyala recitaron «Guitarra Negra», originalmente un monólogo, con reflexiones del autor sobre temas sociales sobre una base musical de guitarras y violines y coros.
Durante el cuarto de hora de duración de esta pieza, ambos artistas arrancaron lágrimas, aplausos y ovaciones del público.
Desde Perú, Tania Libertad deleitó a la audiencia con la zamba «No me esperes», y del mismo modo, el argentino Lisandro Aristimuño, que junto al uruguayo Martín Buscaglia interpretó «Los dos criollos».
Zitarrosa, uno de los principales músicos que tuvo Uruguay, cantó a lo largo de su trayectoria no solo sus composiciones, sino temas de otros artistas como Carlos Gardel y Athaualpa Yupanqui y en su repertorio figuran zambas, milongas, valses, chamarritas, gatos o Takiraris.
Prohibido en las emisoras de radio de Uruguay en la última dictadura militar (1973-1985), durante la que se exilió en Argentina, México y España, volvió a su país en 1984, al término de la etapa dictatorial, y murió cinco años después en Montevideo por una peritonitis.
https://youtu.be/eeI8R7a-0HM?t=1
EFE/J.I. Mazzoni