BERLÍN.- El presidente de Islandia, Olafur Ragnar Grimsson, anunció hoy que finalmente no optará a un sexto mandato en junio, después de haber señalado hace menos de un mes que se presentaría a la reelección ante la crisis política en el país tras la difusión de los papeles de Panamá.
En una declaración escrita, Grimsson recuerda que en su discurso de Año Nuevo anunció que no volvería a presentarse para el puesto de presidente y que en abril reconsideró su decisión ante las «históricas protestas» que se sucedieron en Islandia tras la renuncia del primer ministro, Sigmundur David Gunnlaugsson, por su vinculación con los papeles de Panamá.
Grimmson, durante dos décadas al frente de la Presidencia islandesa, justificó entonces su candidatura en la «incertidumbre» que se vivía en el país y esgrime ahora para retirarse la evolución «tradicional y pacífica» de los acontecimientos.
A punto de cumplir 73 años, Grimsson superó con su triunfo en 2012 el récord de su predecesora, Vigdis Finnnbogadottir, primera mujer elegida presidenta por votación democrática en el mundo y que permaneció 16 en el cargo.
La semana pasada su oficina emitió también un comunicado para rechazar las «especulaciones» publicadas por diversos medios sobre las relaciones de su mujer, Dorrit Moussaieff, con varias cuentas en bancos suizos y compañías en paraísos fiscales.
En ese comunicado, Moussafieff negaba haber tenido cuentas en el banco HSBC y explicaba que la empresa Jaywick Properties Inc, en las Islas Vírgenes británicas, estaba vinculada a sus padres y fue disuelta en el 2001, sin que ella recibiera ningún beneficio de la misma ni antes ni después.
Aseguraba además que nunca había debatido asuntos financieros de su familia con su marido.
Grímsson ha sido una figura controvertida durante su larga trayectoria al frente de la presidencia islandesa y llegó a ejercer en dos ocasiones su derecho a veto para someter a referendo dos leyes del Parlamento para pagar a los gobiernos británico y holandés el dinero adelantado a sus ahorradores tras la quiebra del banco islandés Icesave 2008.
Esa medida le permitió recuperar la popularidad, aunque sus detractores criticaron entonces que excediera sus funciones y lo acusaron de cinismo por su connivencia anterior con los banqueros y empresarios que provocaron la crisis que hundió el sistema financiero islandés en octubre de 2008.
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