JERUSALÉN (Israel).- Miles de israelíes se manifestaron hoy por décima semana consecutiva en Jerusalén, ante la residencia oficial del primer ministro, Benjamín Netanyahu, para pedir su dimisión y protestar por su gestión de la crisis del coronavirus.
Hubo también protestas en otras localidades, intersecciones y puentes del resto del país, donde las movilizaciones contra el jefe de Gobierno siguen sacando a la gente a la calle al ponerse el sol y terminar el shabat (día de descanso en el judaísmo).
En Jerusalén, muchos manifestantes se juntaron a las afueras y marcharon por el centro hasta la residencia del primer ministro, el escenario central y más simbólico de estas protestas que marcan el verano israelí.
Según el diario «Haaretz», la manifestación de hoy congregó a unas 20,000 personas, probablemente la más multitudinaria que ha habido hasta el momento.
La policía desplegó también un amplio dispositivo de seguridad ante la expectativa de que la movilización fuera concurrida, tras días de polémica por los enfrentamientos de la semana pasada, cuando hubo varios episodios violentos y se acusó a agentes de hacer un uso excesivo de la fuerza contra algunos manifestantes.
En las últimas semanas, las protestas del sábado han congregado a más de 10,000 personas que exigen que Netanyahu abandone el poder por las acusaciones de corrupción en su contra y la mala situación económica del país, debilitado por una fuerte segunda ola de COVID-19 y una alta tasa de paro, que ronda el 21%.
Jóvenes, familias o personas mayores de distintos sectores de la sociedad israelí participan en estas manifestaciones ciudadanas. Se trata de un movimiento heterogéneo que va más allá de la esfera de los partidos políticos y reclama cambios sustanciales en la gestión del país.
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