JERUSALÉN (Israel).- La ONU condenó hoy la promesa del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a cinco días de los comicios, de construir 3,500 viviendas en una zona de Cisjordania ocupada que partiría en dos ese territorio.
El enviado especial de Naciones Unidas para el proceso de paz en Oriente Medio, Nickolay Mladenov, se mostró «muy preocupado» por la promesa del jefe de Gobierno en plena campaña electoral de activar el proyecto denominado E1, que uniría la gran colonia de Maale Adumim con Jerusalén, «cortaría la conexión entre el norte y el sur de Cisjordania» y dificultaría «un estado palestino viable y contiguo».
La Administración Civil, el organismo militar israelí que gestiona la ocupación, presentó hoy formalmente dos proyectos para materializar el plan, informó la ONG israelí Paz Ahora (Shalom Ajshav).
Este está en mente de las autoridades israelíes desde hace años y estuvo congelado por presiones en contra de la comunidad internacional.
Tras la presentación de la propuesta estadounidense para la paz en la región en enero, que plantea la anexión israelí de parte del territorio cisjordano y relega un posible Estado palestino a zonas reducidas y fragmentadas, Netanyahu se ve más respaldado para impulsar este tipo de proyecto. Analistas locales también interpretan el anuncio como un reclamo electoral ante las generales del próximo 2 lunes.
Tras revelarse la propuesta de paz de Donald Trump, rechazada de plano por los palestinos, Netanyahu aprovechó para declarar que impulsaría de manera casi inminente la anexión de territorio palestino ocupado, pero tuvo que echarse atrás por las condiciones de EEUU, que aclaró que esta solo se podría hacer efectiva tras la revisión de un comité conjunto y después de los comicios en Israel, gobernado por un Ejecutivo interino desde hace más de un año.
Aún así, Netanyahu parece tener la mirada puesta en las papeletas de los colonos. La semana pasada, su Ejecutivo sacó del armario otro plan paralizado en la época de Barack Obama para edificar en las colonias de Har Homa y Givat Hamatos, que también recibió la condena de la ONU.
Según Paz Ahora, una mayor construcción en este último asentamiento bloqueará definitivamente la contigüidad territorial entre Jerusalén Este y Belén, lo que hasta ahora era «considerado una línea roja por muchos». Una línea que ahora a Netanyahu no parece importarle traspasar.
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