ROMA– La conquista del derecho al voto de las mujeres en 1946 en Italia es el eje central de una exposición que se inauguró hoy en la Cámara de los Diputados en Roma y que homenajea esta fecha, «que marcó un antes y un después» en la historia del país.
«No hay duda de que 1946 fue un año determinante: hay un antes y un después del 1946», declaró la presidenta de la cámara, Laura Boldrini, en el acto de inauguración de esta muestra, titulada «1946. L’anno della svolta» («1946. El año del cambio»).
La retrospectiva hace un recorrido por los principales acontecimientos que marcaron la trayectoria hacia el sufragio femenino en Italia.
Comienza en 1866, cuando un grupo de mujeres recibió al rey Vittorio Manuele II en Venecia con una manifestación en la que pedían ser ciudadanas de pleno derecho en aquel nuevo Estado italiano, que entonces tenía solo 50 años.
Y llega hasta 1945 y 1946, los años clave para el sufragio femenino en Italia, ya que en febrero de 1945 se aprobó el derecho al voto de las mujeres y en 1946 se llevó adelante el decreto por el que también pudieron ser votadas.
Después del fin de la II Guerra Mundial y la caída del fascismo, encarnado por el régimen de Benito Mussolini (1922-1943), las mujeres pudieron votar el 2 de junio de 1946 en un referéndum para elegir monarquía o república para Italia.
Durante el conflicto bélico habían ocupado los puestos de los hombres que estaban luchando en el frente y empezaron así a trabajar en fábricas y ocupar cargos de responsabilidad.
En el marco de este recorrido, Boldrini se cuestionó si 70 años después del primer voto femenino se puede hablar de igualdad entre hombres y mujeres en Italia, una cuestión a la que respondió diciendo que «aún hay mucho camino que recorrer».
A este respecto enumeró las problemáticas que todavía causan desigualdad entre mujeres y hombres en Italia, como la diferencia de salarios entre sexos o el bajo número de mujeres que ocupan puestos políticos de representación.
En la actualidad las mujeres italianas se manifiestan política y abiertamente no solamente emitiendo su voto en elecciones, sino en actos de toda índole inherentes a su condición de mujer.
En este ámbito, la ley electoral italiana se rige por un sistema denominado «cuotas rosas», que garantiza un número mínimo de puestos reservados a las mujeres en las listas electorales, al establecer el techo en el 60 % de los candidatos del mismo sexo.
«Hay pocas representantes y políticas y se necesitan las ‘cuotas rosas’ para ser elegidas. Hay camino por hacer», dijo Boldrini.
La presidenta de la Cámara también habló del «camino por hacer» en el lenguaje, que aún no recoge el término femenino para nombrar a a las juezas, abogadas, alcaldesas, ministras y la mayoría de las profesiones.
A pesar de que Italia tuvo a su primera ministra en 1976, que fue Tina Anselmi, responsable de la cartera de Trabajo, a las mujeres se les denomina «ministro», «jefe» o «fiscal».
Boldrini también se refirió al problema de la violencia machista, a la que llamó «violencia disfrazada de amor», para decir que es un obstáculo para conseguir la paridad.
Además, aprovechó la ocasión para recordar a la última víctima italiana, Sara di Pietrantonio, una joven de 22 años asesinada y quemada por su expareja hace pocos días.
La muestra se exhibió en la Sala de la Loba del Palacio de Montecitorio, sede de la Cámara de los Diputados italiana.
Este palacio, que fue hoy abierto al público después de cuatro años de restauración, presentó hace 70 años el resultado del referéndum que determinó la república como forma de gobierno en Italia.