ROMA (Italia).- La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) presentó hoy aquí la nueva guía para prevenir el trabajo infantil en situaciones de conflictos y desastres por fenómenos naturales extremos.
El organismo de la ONU publicó el documento a propósito de la conmemoración del Día Mundial contra el Trabajo Infantil e informó que unos 168 millones de niños trabajan en el mundo, de ellos 98 millones en labores agrícolas, a menudo a partir de edades tempranas.
El texto intitulado El trabajo infantil en la agricultura en contextos de crisis prolongadas, frágiles y humanitarias está dirigido a profesionales del desarrollo, responsables de la formulación de políticas y grupos de la sociedad civil que trabajan en programas de agricultura, seguridad alimentaria y nutrición.
A través de ese documento la FAO insta a que el problema de los menores forzados a trabajar se integre en los programas de agricultura, seguridad alimentaria y nutrición que tratan de hacer frente a las crisis y los desastres.
En el informe el organismo de la ONU valora que en el mundo 100 millones de niños y jóvenes están afectados cada año por desastres y 230 millones viven en zonas de conflictos armados.
Por ello, añadió, al prolongarse las crisis disminuye la capacidad de las familias para asegurar alimentos, educación y protección a su descendencia, lo cual provoca que se incremente el número de menores obligados a trabajar, incluidas sus peores formas, como la servidumbre por deudas de los niños.
El subdirector general de la FAO, Kostas Stamoulis, señaló que ‘el sector agrícola tiene un gran potencial antes, durante y después de las crisis, para salvaguardar vidas y contribuir a los medios de subsistencia, apoyar a las familias rurales, proporcionar empleo decente y alternativas al trabajo infantil’.
La guía incluye pasos prácticos para asegurar que los programas contribuyan a oportunidades seguras de empleo y formación para los jóvenes y todo cuanto se haga a favor de las familias vulnerables no derive en un mayor trabajo infantil.
Aclara el ente de ONU que no toda participación de los niños en las tareas agrícolas se define como trabajo infantil y precisó que en muchas comunidades rurales los infantes ayudan en el hogar, cuidan de los animales y recolectan frutas y verduras, entre otras labores.
Pero, los conflictos y los desastres pueden empujar a los niños hacia tareas que no son adecuadas para su edad, que puede perjudicar su desarrollo físico y mental y los priva de la oportunidad de aprender.
El trabajo infantil, argumenta la FAO, durante una crisis perpetúa el ciclo de la pobreza y dificulta la recuperación, en tanto los pequeños que abandonan la escuela o dejan de estudiar tras una crisis, tienen más probabilidades de seguir siendo pobres.
En su evaluación de cómo los desastres empujan a los niños a trabajar, la FAO ejemplifica que los niños separados de sus familias pueden necesitar trabajar para sobrevivir, además de que las propias familias pueden sacarlos de las escuelas y hacerlos trabajar.