LONDRES.- El primer ministro británico, Boris Johnson, pospuso este viernes del 1 de agosto «hasta al menos el 15» la próxima fase de su plan de desescalada en Inglaterra, que incluía la reapertura de casinos, pistas de patinaje y pequeños banquetes de boda, tras detectarse un repunte del virus.
En una rueda de prensa con el médico asesor, Chris Whitty, el jefe del Gobierno señaló que sigue vigente sin embargo la opción de ir al lugar de trabajo «si se cumplen las condiciones de seguridad» y de que las personas vulnerables puedan salir a la calle por primera vez si su doctor se lo aconseja.
Johnson afirmó que hay que actuar ahora después de que la Oficina nacional de estadísticas (ONS) detectara un repunte de la COVID-19 «en la comunidad», con una prevalencia de 1 contagio cada 1.500 personas, al margen de lo que también ocurre en hospitales y residencias de ancianos.
Es una «luz de alerta» que el Gobierno «no puede ignorar», dijo el líder conservador, que apuntó que el virus «avanza rápidamente en Asia y Latinoamérica» y también «algunos de nuestros amigos europeos tienen dificultades para controlarlo».
Johnson indicó, que aparte de «poner en pausa» la reapertura de lugares «de riesgo», a partir del 8 de agosto se hará obligatorio el uso de mascarillas en recintos cerrados como museos, cines y lugares de culto, además de en tiendas, donde ya es obligación.
Por su parte, Whitty mantuvo que «es incorrecto» pensar que se puede reabrir la sociedad y mantener controlado el virus, y admitió que es posible que se haya llegado «al límite» de lo que puede estar abierto sin riesgo de aumentar de manera exponencial la prevalencia.
El «freno» al plan de desescalada, en palabras de Johnson, se conoce después de que anoche el Ejecutivo anunciara en Twitter la imposición a partir de hoy de una nueva restricción en buena parte del norte de Inglaterra, que impide visitar a personas en sus hogares.
En declaraciones a la BBC, el ministro de Sanidad, Matt Hancock, ha defendido las medidas, al señalar que, según los datos de rastreo de contagios, la mayor parte de la transmisión del virus, más activo en esa parte del territorio inglés, se produce «entre hogares que se visitan entre sí y gente que visita a parientes y amigos».
La directriz significa que los habitantes de ciudades como Manchester y su área metropolitana y los condados de East Lancashire y parte de West Yorkshire no podrán encontrarse en las casas de unos y otros ni en sus jardines, pero cada hogar sí podrá ir al «pub» o a restaurantes siempre que no se mezcle con otro grupo de personas.
Hancock reconoció que la medida supone un golpe para la comunidad musulmana, que se preparaba para celebrar en familia la festividad de Eid al-Adha este fin de semana.
El secretario general del Consejo Musulmán de Gran Bretaña, Harun Khan, ha criticado que la iniciativa se haya comunicado con tan poca antelación y apuntó que «es como decir a la gente en Nochebuena que no puede visitar a su familia en Navidad».
Junto con la iniciativa en el norte inglés, se mantienen un buen número de restricciones, incluidas las visitas entre hogares, en la ciudad de Leicester, en el centro de Inglaterra, que está sometida a un confinamiento selectivo desde hace un mes.
En el resto de Inglaterra y los territorios de Irlanda del Norte, Escocia y Gales hay un desconfinamiento relativo, si bien se avisa de que hay que estar alerta porque se percibe un segundo brote del virus en Europa.
Esto ha llevado al Ejecutivo de Johnson a imponer una cuarentena a los viajeros llegados desde España, ante el repunte del virus en algunas zonas de ese país, y no descarta hacer lo mismo con otros territorios.
En el Reino Unido, las muertes por la COVID-19 se elevaron el jueves a 45.999, tras sumar 38 en 24 horas, con 846 nuevos contagios, el mayor número diario en un mes. EFE