Juan Diego Flórez brilla en el Teatro Real de Madrid

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MADRID.- El peruano Juan Diego Flórez «se salió» la noche del lunes en el Real, al que ‘regaló’ cinco espectaculares bises, con el público puesto en pie, aunque a él, según explicó hoy en declaraciones a Efe, no le parece «demasiado»: «si me hubieran aplaudido, habría cantado más», asegura.

Como un emocionante recuerdo para París, donde cantará el próximo viernes, Flórez dedicó las tres primeras canciones del concierto, anunciado en el ciclo «Voces del Real», a las víctimas de los atentados.

«Había diseñado un programa -el mismo que interpretará en París- dedicado a las canciones francesas en la primera parte, unos temas mucho más íntimos, que no se prestan a ovaciones. Son más bien contemplativas, pero creó una bonita atmósfera», relata.

La segunda parte la dedicó a las canciones de su último disco, «Italia»: «Vieni amor mio» y «Mattinata», de Ruggero Leoncavallo; «L’alba separa» y «Marechiare», de Francesco Paolo Tosti; «Amor marinaro», de Gaetano Donizetti, y el «Bolero» de Gioacchino Rossini, cerrándola con la «dificilísima» aria «T’amo qual s’ama», de la ópera de Donizetti «Lucrezia Borgia».

La ópera, argumenta sobre su éxito de la otra noche, es «mucho más extrovertida, es más lo que a la gente le gusta» y por eso, supone, se creó un ambiente de especial receptividad.

El primer bis fue, nada menos, que «Ah! mes amis», de «La fille du regiment», de Donizetti, la célebre aria de los nueve do de pecho.

Con el público aún conmocionado salió de nuevo guitarra en mano para cantar «José Antonio», de Chabuca Granda, y a esa «pequeña maravilla» le siguió «Una furtiva lacrima», de «L’elisir d’amore», de Donizetti, que le había pedido un espectador a gritos cuando comenzó los bises.

«Au mont Ida», de «La Belle Hèlene», de Jacques Offenbach, cantada jugando con una manzana que llevaba escondida, y «La donna è mobile», de «Rigoletto», el título que estrenará el Real el 30 de noviembre, cerraron el «regalo».

«No es tanto -se ríe-. He llegado a cantar ocho bises en La Scala. Aquí solo cinco, así que me quedé corto. Si me hubieran aplaudido, hubiera cantado más», advierte para futuras ocasiones.

Disfrutó «muchísimo» porque, asegura, el público del Real «es muy cercano, pidiendo las arias que quiere, como en un diálogo» y eso le ayuda mucho a ser generoso y corresponder con largura, afirma.

El tenor volverá a España en breve porque el 4 de diciembre estrenará en el Liceo de Barcelona «Lucia de Lammermoor».

 

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