BUENOS AIRES (Argentina).- Aunque muchas veces para el fallecido escritor argentino Julio Cortázar nada fuese lineal, el calendario dice que nació tal día como este miércoles hace 106 años, y en Argentina una manera particular de celebrarlo es intentar entenderlo mejor.
Dentro de los festejos por el Día del Lector en el país austral, que se celebra esta semana en conmemoración al nacimiento de otro célebre escritor argentino, Jorge Luis Borges -que fue el pasado martes-, el Ministerio de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, en la que creció y vivió Cortázar, promocionó una actividad que da consejos para que los lectores se quiten el miedo con la obra cumbre del autor, «Rayuela».
El escritor argentino nació en Bélgica en 1914, hijo de argentinos, pero creció a las afueras de Buenos Aires, en la localidad de Banfield y pasó gran parte de su vida antes de exiliarse durante la última dictadura argentina (1976-1983) y fallecer en París, en 1984.
En medio de todo ello, dejó una obra compuesta por algunas novelas, como «Los premios» (1960) y «62 modelo para armar» (1968), y multitud de cuentos recopilados en libros como «Bestiario» (1951), «Todos los fuegos el fuego» (1966) y «Queremos tanto a Glenda» (1980), entre otros.
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Claves para entender «Rayuela»
La periodista argentina Mariana Iglesias, especialista en Cortázar, indica que la mayoría de sus compatriotas acceden al mundo de ese escritor a través de los cuentos, a partir de los 12 años, pero que multitud de adultos se chocan después contra el muro de «Rayuela», publicado en 1963 y un quebradero de cabeza para más de un lector.
«Dentro de la estadística de mis cinco años de trabajo (con «Rayuela»), solamente el 25% de los lectores pudieron terminar la novela a pesar de que en las ferias del libro de Buenos Aires en los últimos cinco o seis años figura entre los cinco textos más vendidos», dijo a Efe Iglesias.
Para ella, eso indica que «había ahí una necesidad de hacer una lectura acompañada», ya que Cortázar propone al lector «que sea un lector activo, que se involucre» y además en «Rayuela» el autor deja explícito que el libro se puede leer de varias maneras, así que decidió hacer algo al respecto.
A través de su actividad «5 claves para leer (y releer) Rayuela de Julio Cortázar», ideada por la web «Cultura en casa» y acompañada por la Dirección General de Promoción del Libro, las Bibliotecas y la Cultura de la ciudad de Buenos Aires, Iglesias da las pautas para que la experiencia con un libro que puede parecer «intrincado», según ella misma, pueda ser satisfactoria.
Así, de lo que en un primera lectura puede parecer simplemente una historia de «amor romántico» de dos latinoamericanos en París, se pasa una relectura con dosis de «existencialismo» y otras preguntas que no surgen a primera vista.
Su compañera en la actividad, la creadora de la web argentina «¿Por qué leer?» Cecilia Bona, consideró que «cuesta tanto leer ‘Rayuela’ porque cuando vos escuchás de qué se trata, decías ‘acá la voy a pasar bárbaro’, porque es un libro que te propone un juego».
«Empíricamente el libro suena fantástico, pero Cortázar no lo quiso hacer fácil, no es un escritor que escribe de forma lineal», recalcó Bona.
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El aniversario de un escritor que invitó a jugar a sus lectores
Bona festeja el que habría sido un cumpleaños más de Cortázar porque, en su opinión, es un autor que «aporta a la literatura universal el juego, además de aprovechar el lenguaje del texto escrito para jugar».
«Siempre te va a sacudir (…), tiene una creatividad puesta al servicio del idioma y de la escritura», aseveró.
Mientras, Iglesias reflexionó que en el legado de Cortázar aparece que es «un gran cuentista» y que «introduce» el género fantástico, que «no tenía tantos representantes en la época».
«Borges es el gran cuentista universal porque excede los límites, pero en el Río de la Plata, Cortázar es un niño grande que nos invita a participar activamente de una historia de la vida cotidiana que de pronto da un salto», sostuvo.
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