Keiko Fujimori ya duerme donde lo hacen los criminales

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Keiko Fujimori, la principal líder de la oposición en Perú, ingresó hoy en prisión preventiva por orden de un juez que este miércoles le impuso tres años de encarcelamiento para evitar que obstruya las investigaciones por un presunto lavado de activos en su campaña para las elecciones presidenciales de 2011.

La hija del expresidente Alberto Fujimori quedó recluida en el anexo de mujeres de la prisión Santa Mónica, en el distrito limeño de Chorrillos, por donde ya pasó Nadine Heredia, la esposa del expresidente Ollanta Humala, quienes también están investigados por un caso semejante.

Fujimori llegó a esta cárcel en un furgón del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) que la trasladó bajo un fuerte operativo de seguridad desde el Palacio de Justicia, donde pasó la noche en un calabozo junto a otras dos mujeres a la espera de que por la mañana se le asignase la prisión donde quedaría encarcelada.

A ella sólo se la pudo ver muy brevemente en los escasos metros que recorrió desde la puerta trasera del Palacio de Justicia hasta el furgón, un pequeño espacio que recorrió rodeada de un cordón de policías armados.

Fujimori, presidenta del partido Fuerza Popular, apareció sonriente, con una prenda que le tapaba las esposas en sus muñecas, y por un instante lanzó una abierta sonrisa de agradecimiento y complicidad a las decenas de seguidores que se habían apostado para expresarle su apoyo con repetitivas arengas como «Keiko no está sola».

También llegaron algunos congresistas fujimoristas como Héctor Becerril y Karla Schaefer, además de la excongresista Martha Moyano, siempre a la cabeza de las manifestaciones a favor de la familia Fujimori.

Un mayor grupo de fujimoristas esperaba a su líder en la entrada de la cárcel, con pancartas con su fotografía y banderas naranjas, el color distintivo del fujimorismo, pero su ímpetu chocó contra un pequeño grupo de antifujimoristas que también llegó al lugar y contra los que casi llegan se enfrentan a golpes, lo que evitó la Policía.

En la prisión, donde hay unas 300 reclusas, entre ellas una veintena de terroristas, Fujimori permanecerá probablemente en el mismo ambiente donde estuvo Heredia, un lugar en el pabellón de prevención especialmente habilitado desde el paso de la esposa de Humala para que no tengan contacto con las otras internas.

Pese a que el juez le impuso 3 años de prisión preventiva, Fujimori fue encarcelada hoy con la expectativa de poder recuperar la libertad en dos o tres semanas si prospera la apelación presentada en la Sala Penal Nacional, según explicó su abogada, Giuliana Loza, a medios locales.

La apelación tiene que ser revisada después de que se resuelva una recusación presentada por la Fiscalía contra el tribunal que revocó una orden de detención preliminar por diez días contra Keiko Fujimori y otros investigados antes de que se le dictara la prisión preventiva.

La medida fue impuesta este miércoles por el juez Richard Concepción Carhuancho, titular del Primer Juzgado Nacional de Investigación Preparatoria.

El magistrado consideró que Fujimori lideró presuntamente una organización criminal enquistada dentro de su partido para captar dinero ilícito y así llegar al poder, para después retribuir los favores con actos de corrupción.

El lavado se realizó aparentemente con una contabilidad ficticia en la que se simularon múltiples donaciones de personas particulares a las que les pidió que prestasen sus nombres.

Entre el dinero supuestamente lavado bajo esa modalidad puede estar el millón de dólares que la constructora brasileña Odebrecht afirmó haber entregado a la campaña de Fujimori, posiblemente desde la cuenta oculta con la que pagó sobornos en dos países de Latinoamérica, entre ellos Perú. EFE

El Mundo: Un océano de corrupción en Perú tras la detención de Keiko Fujimori

 

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