El expresidente Pedro Pablo Kuczynski cumple este jueves un año alejado de la primera línea de la política tras haber dimitido para evitar que el Congreso, dominado por el opositor partido fujimorista, lo destituyera por sospechas de corrupción cuando fue ministro.
Desde que cedió el sillón presidencial el 21 de marzo de 2018, casi nada se ha sabido de Kuczynski, más allá de que continúa viviendo en su lujosa vivienda de Lima, impedido de abandonar Perú por mandato judicial mientras la Fiscalía investiga sus actuaciones cuando fue ministro en la primera década de este siglo.
En ese tiempo, solo se ha manifestado públicamente la pasada semana tras ser interrogado en la Fiscalía por supuestamente beneficiarse cuando era funcionario de las utilidades de su consultora con trabajos realizados a la constructora brasileña Odebrecht, que pagó sobornos en una docena de países de Latinoamérica.
A la salida del interrogatorio, aseguró que la renuncia a la Presidencia de Perú le causó una «profunda tristeza» ya que tuvo que dejar el poder cuando todavía no había llegado ni a la mitad de su mandato.
«He trabajado años para el Perú como ministro, primer ministro y presidente, y espero que haya fruto de todo eso en el país», deseó Kucyznski, de 80 años.
El exgobernante pasó poco más de año y medio en la Presidencia de Perú marcados por la asfixiante oposición del fujimorismo, que le censuró a un Gobierno y a varios ministros, y por las inundaciones del fenómeno climatológico de El Niño costero, que asolaron buena parte del norte del país y causaron 169 muertos.
Con ello se diluyeron las altas expectativas que había levantado Kuczynski al ganar las elecciones presidenciales de 2016, cuando su principal promesa fue terminar su mandato en 2021 con Perú dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
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Ofrecía reducir la pobreza al 10 %, pero en 2017 esta aumentó en el país por primera vez en diez años y llegó al 21,7 %, lo que significa que casi 7 millones de peruanos viven con menos de 338 soles (unos 100 dólares) al mes.
También buscaba reducir la anemia en niños menores de tres años al 19 %, pero esta continúa estancada en el 43,5 %, además de duplicar la formalización laboral del 30 % al 60 %, pero esta sigue en los mismos niveles, donde el 70 % de los empleos son informales y no tributan.
Asimismo, el narcotráfico ganó espacio durante el Gobierno de Kuczynski y los cultivos de hoja de coca, la materia prima con la que se elabora la cocaína, aumentaron en un 24 %, al pasar de 40.300 hectáreas a casi 50.000 hectáreas.
Todo ello con una amplia y compleja red de corrupción instaurada en la judicatura del país, como se demostró meses después de su renuncia al desvelarse un entramado donde estaba implicado hasta un juez de la Corte Suprema.
La puntilla al Gobierno de Kuczynski fue el indulto otorgado al expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), una decisión que fue tomada como una traición por la mayoría de los votantes que lo llevaron a la Presidencia y que después fue anulada por la Justicia al determinar que el proceso tuvo numerosas irregularidades.
Con la liberación de Fujimori, que cumple una condena de 25 años de prisión por delitos de lesa humanidad, Kuczynski buscaba una tregua en la presión que ejercía el fujimorismo a su gobierno, pero este, con Keiko Fujimori a la cabeza, no cedió y buscó la salida del gobernante hasta que lo consiguió.
En ese período se mantuvo sin manifestarse ni expresar apoyo a Kuczynski su vicepresidente Martín Vizcarra, que ascendió al sillón presidencial como adalid contra la corrupción y tampoco se ha referido este jueves a la efeméride de la renuncia de su antecesor.
Vizcarra ha comprobado cómo, en el período que lleva en el poder, el grupo parlamentario de Peruanos Por el Kambio (PPK), el partido de Kuczynski, se ha dividido al punto de quedar casi sin bancada oficialista.
Después de que Kuczynski se apartara de su dirección, PPK ha cambiado de nombre para dejar de llevar la sigla de su líder y llamarse Contigo y ha reclutado a un grupo de congresistas conservadores que dicen apoyar a Vizcarra pero ya no como oficialistas.
Se trata de un intento por alargar la vida de un partido cuyo mayor capital era la experiencia de Kuczynski, un crédito agotado en el corto pero convulso periodo gubernamental del presidente de mayor edad de la historia de Perú.
EFE/ Fernando Gimeno/Foto internet-medios