NUEVA YORK.- Meses de investigación, decenas de testimonios, documentos y corroboraciones. En definitiva, un trabajo periodístico riguroso y meticuloso fue lo que finalmente logró hacer caer a Harvey Weinstein, un gigante de Hollywood que durante décadas había abusado de mujeres con total impunidad.
«Este es un caso en el que el periodismo intervino cuando otros sistemas fallaron», explicó en una charla Jodi Kantor, la reportera de The New York Times que junto a su colega Megan Twhoey sacó a la luz el escándalo que dio pie al movimiento #MeToo.
Kantor y Twhoey (foto) publicaron el 5 de octubre de 2017 una explosiva historia que destapó por primera vez las acusaciones contra Weinstein de varias mujeres, incluidas las actrices Ashley Judd y Rose McGowan, que denunciaron poniendo su nombre y apellido.
The New York Times no aportaba únicamente testimonios de víctimas, sino que los acompañaba de declaraciones de empleados de Weinstein, de mensajes, correos electrónicos y acuerdos extrajudiciales que el cineasta había alcanzado con varias mujeres para que guardaran silencio.
CONSECUENCIAS INMEDIATAS
Weinstein, que había peleado lo indecible para que nada saliera a la luz, no tuvo más remedio que emitir un comunicado pidiendo perdón y anunciando que iba a aparcar temporalmente el trabajo para tratar su conducta con un equipo de psicólogos.
Hasta entonces, el productor se había mantenido a la ofensiva, amenazando al periódico con demandas preparadas por grandes abogados si publicaban la historia, según cuentan Kantor y Twhoey en su libro «She Said», que relata los entresijos de su investigación.
Weinstein había incluso reclutado a un grupo de exespías israelíes para recabar información sobre las reporteras y sobre las mujeres que lo acusaban y les había prometido 300.000 dólares si conseguían frenar la investigación.
No lo consiguió y para el 8 de octubre la productora que él mismo había fundado, The Weinstein Company, anunciaba su salida.
LA ESTOCADA DE RONAN FARROW
Apenas cinco días después de la «bomba» del Times, el periodista Ronan Farrow publicaba en la revista The New Yorker un largo reportaje en el que aún más mujeres denunciaban los abusos de Weinstein, incluidas tres supuestas violaciones.
La investigación de Farrow -hijo de Woody Allen, otro gigante del cine sobre el que pesan acusaciones de abusos sexuales, y Mia Farrow- incluía los testimonios de 13 mujeres que aseguraban que Weinstein las había acosado o atacado entre los años noventa y 2015.
Poco a poco, más y más actrices se decidieron a hablar públicamente sobre sus experiencias con el cineasta, entre ellas algunas de las mayores estrellas de Hollywood, como Angelina Jolie y Gwyneth Paltrow, quien había cooperado durante meses con las reporteras del Times pero que no se había decidido a declarar «on the record», según ella misma explicó posteriormente.
The New Yorker y The New York Times fueron reconocidos conjuntamente con el premio Pulitzer por el trabajo de Kantor, Twohey y Farrow.
El jurado destacó su periodismo «explosivo y de impacto» para sacar a la luz los abusos de Weinstein y cómo fue la chispa que hizo estallar alrededor del mundo el debate sobre el acoso sexual.
¿POR QUÉ NO ANTES?
Los rumores de abusos sexuales habían rodeado a Weinstein durante más de dos décadas y, para muchos en Hollywood, su comportamiento era un secreto a voces.
¿Por qué tardó tanto el asunto en llegar a los medios? Según Farrow, que llevaba años tras el tema, los intentos de varias publicaciones, incluido The New Yorker, nunca habían logrado recabar las pruebas periodísticas necesarias.
El propio periodista, sin embargo, admitió en un libro publicado el año pasado que el canal NBC -para el que había trabajado y donde había tratado de indagar en el caso- trató de frenar su investigación.
La empresa, mientras, lo ha negado insistentemente, defendiendo que había aportado muchos recursos al asunto pero consideraba que, en aquel momento, no se podía emitir la información pues ninguna víctima estaba dispuesta a hablar ante las cámaras.
Lo cierto es que, aunque se convirtió en el gran símbolo del #MeToo, el caso de Weinstein no llegó de forma aislada, sino que ocurrió en un momento muy preciso.
De hecho, fue en buena parte consecuencia de otras historias con acusaciones de abusos por parte de figuras públicas que habían salido a la luz poco antes, como las grabaciones de Donald Trump fanfarroneando de tocar a mujeres o las acusaciones contra el cómico Bill Cosby, el presentador Bill O’Reilly o el creador de Fox News Roger Ailes.
Esa cascada llevó al Times a encargar la investigación que asumieron Kantor y Twhoey. El resto es ya historia del periodismo. EFE
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