Oscar Fernández Cáceres renunció a la presidencia del IPD abatido y puesto contra las cuerdas por la denuncia en su contra de satisfacer a su esposa que le pidió la contratación de tres amigas que formaron parte del personal de su despacho.
Es la primera vez que un presidente del IPD se ve en la necesidad de renunciar con una mancha en su hoja de vida por pecar con un mal menor que el propio Fernández Cáceres no hizo nada para evitarlo. Más bien defendió con debilucho argumento de que eran gente de confianza.
Paula Abanto, Elizabeth López y Olga Breña, las amiguísimas de su cónyuge, sin pasar por concurso público ingresaron por la ventana para ser parte del personal del despacho presidencial en un claro conflicto de intereses.
Oscar Fernández se quedó sin trabajo y acaso las tres amigas de su esposa tendrán que buscarle un puesto laboral ahora que pasó a ser parte del ejército de desocupados de nuestra informal sociedad.
Oscar Fernández Cáceres, ex atleta en los 80, se condujo como una persona cabal y llegó al IPD como reemplazante de Saúl Barrera Ayala en diciembre de 2016. Y se cae por satisfacer a su esposa sin pensar que los favores en el aparato estatal paga con moneda de la peor nominación.
Lo peor es que el IPD queda descabezado a un año de los Juegos Panamericanos Lima 2019 donde tenemos el compromiso de presentar nuestra mejor cara en un evento de importancia después de los Juegos Olímpicos.
La última aparición pública de Oscar Fernández fue el pasado viernes en la entrega de los Laureles deportivos a Alexandra Grande (karate) y Jesús Altamirano (bochas).
Fernández se mostró sonriente y complacido en el acto sin presagiar que un informe periodístico destapara la contratación irregular de las tres amigas de su esposa.
El Ministerio de Educación tendrá que buscar un nuevo presidente para el IPD porque no se puede perder tiempo con la organización de los Juegos Panamericanos Lima 2019. (Hugo Laredo Medina)