La celebración de la «Pachamama» tan antigua como la cultura misma

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El Día de la Tierra, es el 22 de abril y los pueblos del interior del Perú, organizados en comunidades rurales, distritos o provincias celebran a la Tierra o la “Pachamama” con diferentes actos como una expresión de la profunda conexión espiritual que existe entre las personas y la tierra. Es la cosmovisión andina, donde la Pachamama es vista como una madre que nutre y sustenta la vida en todas sus formas y es tan difundida en las regiones de la amazonía y la costa peruana con sus respectivos matices

La Pachamama, que significa «Madre Tierra» en quechua, es considerada una deidad sagrada que representa la fertilidad, la protección y el equilibrio de la naturaleza. La celebración de la Pachamama varía según las regiones y comunidades, pero generalmente involucra rituales y ofrendas para honrar y agradecer a la tierra por su generosidad y cuidado. 

Las poblaciones se reúnen en casas, cerros o plazas para expresar con manifestaciones como el “pagapa” o Pago a la Tierra que consiste en realizar ceremonias con ofrendas de hojas de coca, mazorcas de maíz o harina de maíz denominado “llimpi”, alimentos, bebidas como la chicha de jora, molle, o de hierbas a los que se incorporan otros artículos simbólicos que representan la vida cotidiana y que son enterrados o quemados en lugares poco accesibles a las personas de tal forma que permanezca por buen tiempo este ritual que incluye oraciones y cánticos especiales con mención a la “mamapacha” y a los personajes ancestrales de la comunidad.

Otros realizan los rituales de agradecimiento por los frutos y alimentos recibidos de la tierra como cultivos de trigo, cebada, papas y seleccionan las semillas que servirán para las próximas jornadas de siembra o de rotación de cultivos en la zona. Algunos llevan estos alimentos a la iglesia y luego de una misa católica suelen pedir bendición de dichos alimentos que luego son distribuidos entre las personas para que consuman o siembren en sus chacras.

Otras comunidades realizan actividades culturales como festivales de canto en honor a la pachamama por ser la “madre tierra que alimenta” a sus hijos, los pobladores.

Existe un encargado o líder espiritual, generalmente un anciano valorado por la comunidad, quien prepara el espacio para el ritual de pago a la tierra, elige el lugar, que generalmente es zona “virgen” es decir que no haya mucho tránsito por el lugar, a veces decide por un campo abierto, una orilla del rio o una colina del cerro cercano a la población. Días antes de la celebración realiza “la limpia” es decir quema la maleza y sobre ella quema hierbas aromáticas como el palosanto o incienso, luego remueve la tierra y entre rezos y oraciones deja listo el espacio.

El encargado toma uno por uno los elementos que utiliza durante el ritual hacia y eleva hacia el cielo y expresando oraciones y agradecimientos, invoca a las deidades de la zona, el nombre de los cerros, los apus y a sus espíritus protectores, luego hace cánticos que siguen los acompañantes con frases del coro, quienes entre consumo de chicha y licor brindan con la tierra derramando un poco de su bebida.

Entierran las ofrendas o las queman luego del cual viene la celebración de la población con música típica de la zona, canticos alusivos a la festividad y comida preparada entre todos para compartir durante la celebración.

No se tiene registro de cuando empezó esta celebración o ritual, pero es tan antigua que se transmite de generación en generación lo hacen de manera individual o colectiva en las comunidades del interior del país.

 

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