RÍO DE JANEIRO.- Especialistas de la comunidad científica mundial debatieron esta semana en Río de Janeiro sobre cómo la ciencia y la tecnología pueden contribuir en la reducción de la pobreza y la desigualdad, en el marco de una conferencia internacional promovida por la Academia Brasileña de Ciencia.
El evento, inaugurado el miércoles y que se extiende hasta este viernes en el «Museo del Mañana» (foto) de Río de Janeiro, reúne a profesionales de todo el mundo para discutir sobre acciones y herramientas al alcance de la ciencia que pueden ayudar a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ONU).
La educación, la seguridad hídrica y de alimentos, la salud, la energía y el cambio climático fueron algunos de los temas sobre los que giraron los debates.
Según los índices globales de pobreza multidimensional citados en el evento, 40 millones de personas en Latinoamérica se encuentran dentro del indicador que mide la pobreza aguda; el 34 % de los niños de todo el mundo son pobres y las mujeres y los afrodescendientes son las poblaciones que más sufren de desigualdad y pobreza.
En el caso de Brasil, el país es uno de los que concentra los mayores problemas de pobreza, según explicó el técnico Mauricio Lopes, investigador de la Empresa Brasileña de Pesquisa Agropecuaria (Embrapa) y uno de los conferenciantes.
La Embrapa, la mayor empresa de investigación en producción de alimentos en áreas tropicales del mundo, fue una de las que ayudó a que la agricultura y la ganadería se convirtieran en alternativas para combatir la pobreza en Brasil y a aprovechar la biodiversidad del país para producir bajo parámetros de expansión, competencia, sustentabilidad y multifuncionalidad.
De esta forma, el gigante sudamericano cambió su forma de producir desde la década de los setenta, pasando de trabajar solo con azúcar y café a ser un proveedor de alimentos a nivel mundial.
Para aprovechar la riqueza de las tierras y frenar el impacto ambiental generado por los cambios climáticos es fundamental, según Lopes, limitar la expansión de las explotaciones y cuidar de los cursos de agua. En el caso de Brasil, el 66,3% de las tierras está protegida, explicó el especialista.
Otro de los puntos más destacados de la conferencia fue el debate en torno al acceso al agua, condición esencial para la vida, ligada directamente a la obtención de alimentos y a la salud.
El científico Canisius Kanangire, representante del Consejo de Ministros Africanos del Agua, criticó la poca inversión en seguridad y saneamiento del agua, y pidió «extremar» la cooperación de los gobiernos para poder «acelerar» los cambios y ser consecuentes con el cambio climático y las demandas de la población.
En este sentido, Maciej Zalewski, representante de la UNESCO, apuntó que el 80% de la ecosfera ha sido usada, condicionada y consumida por el ser humano sin entender las consecuencias de desgaste que acarrea.
Para reducir la pobreza, también se destacó en la conferencia la importancia de prevenir el impacto de los desastres naturales, que acaban afectando en mayor medida a comunidades más pobres y a la población más vulnerable.
José Marengo, del Centro Nacional de Monitoramiento y Alertas de Desastres Naturales (CEMADEN) de Brasil, subrayó que el trabajo con institutos y universidades es «clave» para que el gobierno pueda trabajar con más efectividad.
Todos los debates de la conferencia se enmarcan en la Agenda 2030, un plan de acción mundial de Naciones Unidas que fijó 17 objetivos de desarrollo sostenible con el fin de asegurar el progreso social y económico en todo el mundo.
EFE/Foto: yahoo.com