El nivel de calidad de la democracia en el mundo cayó en 2022 por sexto año consecutivo, lo que supone el descenso más prolongado desde que comenzaron los registros en 1975, según un informe publicado este jueves por el Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA Internacional), una organización intergubernamental con sede en la capital de Suecia, Estocolmo.
«Los pilares de la democracia se están debilitando en todo el mundo, con la mitad de los países sufriendo recortes democráticos que van desde elecciones con defectos a limitaciones de derechos, como los de libertad, expresión y asamblea», ha indicado el organismo.
Así, ha explicado que el deterioro se ha visto recrudecido por la erosión de los sistemas habituales de equilibrio, como son las elecciones, los parlamentos y los tribunales, lo que ha derivado en dificultades a la hora de mantener una rendición de cuentas, en un momento en el que la crisis económica, el cambio climático y la invasión de Ucrania han supuesto «enormes desafíos» para los líderes electos.
De esta forma, 85 de los 173 países analizados –casi la mitad– ha sufrido un descenso en al menos uno de los indicadores clave sobre desarrollo democrático durante los últimos cinco años, según unos parámetros que cubren desde libertades civiles hasta independencia judicial.
Estos descensos cubren la totalidad del mundo, si bien IDEA Internacional ha apuntado igualmente a «brotes verdes», como las «sorprendentemente altas tasas de participación política y el descenso de los niveles de corrupción, especialmente en África».
El secretario general del organismo, Kevin Casas-Zamora, ha manifestado que «muchos países están teniendo problemas ahora incluso con los aspectos básicos de la democracia». «Si bien muchas de nuestras instituciones formales, como los parlamentos, se están debilitando, hay esperanza de que otros sistemas de control más informales, como los periodistas, las comisiones electorales y las comisiones anticorrupción, puedan hacer frente con éxito a las tendencias autoritarias y populistas», ha dicho.
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En este sentido, IDEA Internacional ha apuntado que los sistemas de representación –elecciones creíbles y supervisión parlamentaria efectiva– se han deteriorado, incluso en democracias consolidadas como Costa Rica y Portugal, mientras que la oleada de golpes de Estado en África supone un reflejo de esta «preocupante tendencia».
A ello se suma que el Estado de Derecho –independencia judicial y grado en el que la población está libre de violencia política– se ha debilitado a nivel mundial, mientras que todas las regiones han sufrido una erosión del respeto de los derechos básicos.
El informe recoge que «el número de democracias se ha estancado», mientras «la mitad de las democracias del mundo está en recesión», en referencia a un empeoramiento de su calidad. Además, el 50 por ciento de los sistemas no democráticos «están pasando a ser significativamente más represivos», lo que supone el 20 por ciento de los países.
ANÁLISIS POR REGIONES
IDEA Internacional refleja que «si bien la democracia sigue siendo la principal forma de gobierno en Europa, su aplicación está estancada», con un 43 por ciento de las democracias –17 países– sufriendo una erosión durante los últimos cinco años, pese a lo cual «los valores y las instituciones democráticas son vistas como una barrera fundamental al irredentismo de Rusia».
En el continente europeo se han registrado «expansiones de la democracia» en Armenia, Moldavia y Ucrania, mientras que Polonia y Hungría han sufrido retrocesos y Rusia se ha sumado a Bielorrusia y Azerbaiyán como el tercer «régimen autocrático» en el continente.
«Europa hace frente a los momentos de mayor desafío en décadas. El estancamiento democrático se ve reforzado por los shocks económicos y los impactos diversos de la guerra de agresión de Rusia en Ucrania», indica el informe, que señala que «los votantes en muchas democracias de larga data apoyan cada vez más a partidos de ultraderecha y nacionalistas que ignoran algunos de los principios básicos de la democracia».
En el caso de América, descrita como «la segunda región más democrática del mundo», Haití, Nicaragua y Venezuela «se unen a Cuba como autocracias», mientras que «un tercio de las democracias han experimentado descensos en al menos tres categorías durante los últimos dos años», principalmente en Bolivia, Brasil, El Salvador, Guatemala y Estados Unidos.
«En Estados Unidos, las amenazas a la democracia persisten tras la Presidencia de Donald Trump, ilustradas en la polarización y la marcha atrás en derechos de larga data», ha manifestado, antes de indicar a los riesgos para la región de «la desinformación y las noticias falsas», con «Un descontento al alza».
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Por su parte, en la región de Asia Occidental hay una «tendencia al autoritarismo personalista» con una «concentración de poder y control de los recursos estatales en una pequeña élite», como reflejan los casos de Bahréin, Jordania, Kuwait y Arabia Saudí, con una «intensificación» de las «prácticas autoritarias» en Bahréin, Irán, Jordania, Palestina, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU).
En Asia-Pacífico «se ha detenido en gran medida el descenso democrático» en la región, mientras que en África existen «desafíos a la consolidación democrática», pasando por los golpes de Estado en África occidental y el Sahel y los conflictos en Etiopía y Sudán.
ASALTO A LA DEMOCRACIA
Casas-Zamora ha destacado que «la democracia está bajo un asalto literal y figurado en el mundo» y ha advertido de que «los peligros son reales». «La reciente serie de crisis globales, incluida la invasión rusa de Ucrania y los conflictos en Etiopía, Birmania, Siria y Yemen, así como sus efectos, parecen indicar el surgimiento de un nuevo ‘statu quo’ definido por una radical volatilidad y la incertidumbre, más que una desviación de tendencias históricas previas».
«Los sondeos muestran que este periodo ha coincidido con un descenso de la confianza de la población en el valor de la democracia en sí misma, lo que es enormemente preocupante para los que se preocupan por el futuro de la democracia, pero tristemente no es sorprendente», ha argumentado.
«El centro de todo contrato social es que los ciudadanos aceptan ser gobernados a cambio de ciertos bienes básicos entregados por los que gobiernan. Sin embargo, la capacidad de las democracias en el mundo para dar estos bienes y cerrar el hueco entre las expectativas sociales y la gestión institucional está cada vez en mayor riesgo», ha advertido.
Sin embargo, ha incidido en que «en contra de lo que algunos pesimistas sobre la democracia puedan sugerir, los países autoritarios y los sistemas alternativos de gobierno no lo han hecho mejor que las democracias», al tiempo que ha reseñado que «hay una creciente conciencia popular de que muchos de los contratos sociales del mundo no son ya adecuados».
Casas-Zamora ha explicado que «la democracia tiene la mejor oportunidad de forjar nuevos contratos sociales para el siglo XXI, que hagan frente a los desafíos del futuro», y ha agregado que «debe ser vigorizada, no porque tenga que prevalecer en una supuesta nueva Guerra Fría, sino porque es la mejor forma de preservar lo necesario para la vida humana».
Por todo ello, el informe recomienda acciones políticas para impulsar una renovación democrática a nivel mundial, incluido el apoyo a organismos de gestión electoral independientes y a los tribunales, un compromiso total de los gobiernos para proteger el espacio cívico y protecciones legales para la independencia de las instituciones que protejan a las elecciones, investiguen la corrupción y supervisen los programas gubernamentales.
Europa Press- Foto internet-medios
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