Todo comenzó el lunes por la mañana, el 18 de julio, cuando Destinity estaba segura de que su bebé estaba a punto de nacer. Caleb, su esposo, condujo 45 minutos hasta el hospital Fort Worth en Texas, pero ahí le dijeron que no era tiempo. Así que volvió a su casa un tanto indecisa.
“Mi cuerpo estaba diciéndome: ‘Hey, ella está a punto de nacer‘; pero mi mente decía: ‘Me acaban de decir que no era el tiempo todavía’”.
Una vez en casa, las contracciones no cesaron, así que la pareja se subió al coche de vuelta al hospital.
Entonces un oficial de policía alertó a Caleb que redujera la velocidad, para ese tiempo se rompió la fuente de Destinity. En un semáforo, Caleb bajó la ventanilla para informar al oficial de la situación. Sin más, el oficial encendió la sirena para escoltar a la pareja a través del tráfico.
Faltaban 25 minutos cuando Destinity dijo que no aguantaba más. Ella sabía que había llegado el momento. Por un lado el oficial sosteniendo la mano de la mujer y Caleb recibiendo al bebé.
Destinity recuerda que el oficial estaba saltando de alegría, él y su esposo eran como dos niños contentos en una tienda de dulces.
Por su amable gesto, la familia dedicó una sesión de fotos en honor al oficial que ayudó en la labor de parto. (Agencias)