El presidente estadounidense, Donald Trump, celebró hoy la tradicional recepción navideña a la prensa de la Casa Blanca con menos medios invitados que otros años, el boicot de algunos periodistas y bajo la sombra de una noticia incómoda: los cargos en la investigación rusa contra su exasesor Michael Flynn.
Para muchos periodistas que cubren la Casa Blanca, lo que normalmente era una esperada fiesta anual en la que aparcar las preguntas, beberse un cóctel y posar para una cotizada foto con el presidente de EE.UU., se convirtió este año en la fuente de un dilema.
Con un presidente que tacha regularmente su trabajo de «noticias falsas», varios corresponsales se sentían incómodos o incluso hipócritas ante la perspectiva de brindar bajo el muérdago de la Casa Blanca como si nada hubiera ocurrido durante el año.
La cadena de televisión CNN, uno de los blancos favoritos de Trump, tuvo la respuesta más extrema a la invitación, al anunciar que sus periodistas boicotearían la recepción.
«A la luz de los constantes ataques del presidente a la libertad de prensa y a la CNN, no creemos que sea adecuado celebrar con él como sus invitados», afirmó la cadena en un comunicado el martes.
La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, reaccionó irónicamente a ese anuncio con un «finalmente, buenas noticias de la CNN», mientras que Trump escribió en Twitter: «Genial, y nosotros deberíamos boicotear a la CNN. ¡Lidiar con ellos es un gasto absoluto de tiempo!».
Otros periodistas de medios muy criticados por Trump, como la cadena NBC y los diarios The Washington Post y The New York Times, decidieron en cambio asistir a la recepción.
«No es nuestro trabajo indignarnos por esto», indicó a Politico el corresponsal de The New York Times, Peter Baker, quien argumentó que «todos los presidentes» tienen una relación «antagónica» con la prensa, y que Trump simplemente «habla más de ello».
Algunos corresponsales no pudieron siquiera decidir si se unían al boicot, dado que los Trump programaron una sola fiesta para la prensa, en lugar de las dos que hacía anualmente el expresidente Barack Obama, y varios periodistas se quedaron sin invitación.
Entre ellos estuvo una de las periodistas que más roces ha tenido con la portavoz de la Casa Blanca: April Ryan, una corresponsal de la emisora afroamericana American Urban Radio y colaboradora de la CNN que lleva 20 años cubriendo a presidentes estadounidenses.
«No creo que se les olvidara invitarme. Creo que no les gusto. Sienten desdén hacia mí», dijo Ryan al Washington Post.
Pese a la polémica previa a la cita, Trump esquivó la polémica durante la fiesta y dio un breve discurso en el que envió buenos deseos a los periodistas, a los que incluso describió como «mis amigos de los medios».
«Melania y yo estamos encantados de recibirles en la Casa Blanca«, dijo Trump, que elogió el «vigor» de los periodistas que le siguen por el país y por el mundo.
«Espero que esta tarde puedan disfrutar un poco de tiempo con sus cónyuges y seres queridos aquí en la casa del pueblo, un lugar especial, en el que hay gente muy especial, al menos muchos de ustedes», añadió en tono de broma Trump, según informó Politico.
Trump mantuvo la tradicional oferta de bufé y ponche de años anteriores, pero programó la recepción a las 2 de la tarde en lugar de por la noche, lo que dificultó que algunos periodistas pudieran compaginarla con sus coberturas o llevar a sus familiares.
Además, Trump y su esposa, Melania, no se hicieron fotos con los asistentes a la recepción, rompiendo una tradición que mantuvieron todos los presidentes al menos desde George H. W. Bush (1989-1993).
Esa costumbre marcaba que el presidente y la primera dama pasaran unas tres horas haciéndose fotos con cada uno de los asistentes a las recepciones navideñas, que hacían cola para posar con ellos y atesoraban el resultado, o presumían de él en las redes sociales.
Aunque Trump mantuvo la compostura durante la recepción, algunos periodistas reconocieron que era raro estar tan cerca del presidente y no poder preguntarle por el caso de Flynn, al que el mandatario evitó reaccionar durante el día, hasta el punto de cancelar una comparecencia ante la prensa al mediodía.
«Es un día con una noticia tan importante, y aquí estamos, en una fiesta. Eso ha sido un poco raro», afirmó a Politico un periodista que asistió a la recepción y pidió el anonimato. EFE