Aún es un misterio la extraña muerte de tres periodistas norteamericanos, con apenas una semana de diferencia: quienes buscaban obtener archivos secretos para emitir un documental sobre el derribo de las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001. Se trata de Ned Colt, David Carr y Bob Simon.
Fue el presidente ruso, Vladimir Putin, quien declaró de la existencia de pruebas obtenidas por satélite de la complicidad del gobierno de George W. Bush en el peor atentado de la historia en territorio norteamericano.
La primera muerte se registró el 10 de febrero de 2015: el corresponsal de la cadena NBC, Ned Colt, de 58 años, murió de un derrame cerebral masivo. Después de una prolífica carrera, había destacado en los últimos años por su trabajo en el Comité Internacional de Rescate a los Refugiados de Naciones Unidas.
El mismo día, David Carr uno de los columnistas más prestigiosos del The New York Times, murió en el Hospital St Lukes Roosevelt, después de desmayarse en su oficina del periódico. No hubo mayor información desde el diario oficialista norteamericano sobre las causas de la muerte de su cronista.
El corresponsal, y presentador Bob Simon, del programa 60 Minutos de la cadena CBS, fue el tercero que murió. Fue el 11 de febrero en un accidente de tráfico en Nueva York, sobre el que curiosamente el Departamento de Bomberos, que debió intervenir dijo que los dos ocupantes del vehículos chocado «tenían heridas que no ponían en peligro sus vidas».
Simon murió horas después en el hospital. Tenía 73 años y había ganado como periodista más de 27 Premios Emmy, en medio siglo de coberturas, en escenarios informativos de máximo destaque.
Los tres periodistas tenían una agencia independiente de noticias, y pensaban presentar su primer documental con «los archivos más secretos del Kremlin«, donde se probaba «indudablemente» la participación del Gobierno de Washington en los atentados contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. (Agencias)