Las celebraciones en La Merced y San Ramón de la provincia de Chanchamayo en Junín invitan conocer la puerta de la selva central

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Durante estos días, cercanos al 24 de setiembre, día de la Virgen de La Merced, la selva central se viste de gala por las celebraciones en homenaje a la santa patrona y a la creación del distrito de La Merced, capital de la provincia de Chanchamayo en 1869 y junto a ella el distrito de San Ramón, ambos de la región Junín, en el centro del país.

Para llegar a La Merced tenemos principalmente la vía terrestre que parte de las agencias de transporte ubicados en La Victoria, en Lima o de los terminales terrestres que ofrecen pasajes entre 50 y 100 soles, de acuerdo a la comodidad del viaje y tipo de ómnibus que prefiera. La ruta es por la Carretera Central pasando por Chosica, Matucana, San Mateo, Ticlio y Morococha hasta llegar a La Oroya que es donde se divide la ruta hacia la selva central pasando por Tarma y cruzando San Ramón. Este viaje dura entre 9 a 10 horas y si decide viajar en auto o camioneta el tiempo se reduce entre 7 y 8 horas de viaje, hay una distancia aproximada de 300 kilómetros en vía asfaltada y con posibles deslizamientos de tierra en temporada de lluvias intensas entre diciembre a marzo.

En esta temporada resulta interesante viajar porque se torna colorido y paisajístico durante la ruta, se va observando el cambio de los pisos ecológico a medida que se va subiendo hasta los 4,818 metros sobre el nivel en el nevado de Ticlio y luego ir bajando a ceja de selva a una altura de 750 metros sobre el nivel del mar en La Merced. Esta zona está bordeada por los ríos Tulumayo que se une al rio Chanchamayo y desemboca en el rio Perené donde observamos una riqueza de vida silvestre entre especies de flora y fauna realmente impresionantes.

La Merced fue fundada en 1883 como un puesto de colonización, su desarrollo fue impulsado por la llegada de inmigrantes europeos, principalmente italianos y austriacos, que buscaban nuevas oportunidades agrícolas. Algunos se establecieron por la zona y otros buscaron nuevos destinos como el Pozuzo donde se asentaron para preservar sus propias costumbres hasta ahora. Gracias a su clima cálido y suelos fértiles, la región se convirtió en un importante centro de producción de café, cítricos, frutas y otros productos tropicales, consolidándose como una de las principales zonas cafetaleras más importantes del país.

Llegar a la Merced es vivir y combinar identidades multiétnicas y reconocer principalmente la nación Ashaninka cuya mayor población se ubica hacia la zona de Satipo y Mazamari, cercanos a La Merced que durante el siglo XIX fue testigo de un proceso de integración cultural entre los colonos europeos y las comunidades indígenas asháninkas. A lo largo del siglo XX, la ciudad creció como un eje comercial y turístico como la catarata El Tirol, así como el Valle de Chanchamayo, lo que la convierte en un importante punto de referencia para el ecoturismo, atrayendo a visitantes que buscan disfrutar de sus paisajes, ríos y cataratas. Hoy, La Merced es conocida no solo por su agricultura, sino también por su biodiversidad y sus destinos naturales

Otros atractivos turísticos son la comunidad nativa de Pampa Michi, el mirador del Cerro La Cruz, la antigua hacienda de San Vicente Capelo, la Plaza de Armas, el parque de la integración, las orillas del río Chachamayo donde practican canotaje y concursos de buceo y nado en río, el puente colgante Kimiri y las cataratas Bayoz, Velo de Novia, Borgoña y El Tirol.

Es hora de comer y saborear la deliciosa comida típica de la zona y como toda Amazonía, el tacacho con cecina, que es el plátano bellaco sancochado y machacado con trocitos de chicharrón y en forma de bolas medianas, cae muy bien a esta hora, unos deliciosos juanes que están preparados con arroz sancochado y sazonado con carne de gallina, huevo, aceitunas y envueltos en hojas de bijao, acompañado por una patarashca que es un asado de palometa, trucha, tilapia o algún pescado del rio envuelto en hoja de bijao y puesto a la parrilla o al horno para obtener el sabor ahumado en el pescado. No contentos con estos platos podemos pedir un chicharrón de sajino, con yuca sancochada y ensalada de chonta que son las hojas de palmito y terminamos tomando un masato o licor de yuca fermentada, un chapo que es un jugo de plátano maduro y leche o el agüita de Cocona, que es un refresco típico de la selva. Pero, si se trata de saborear algo distinto y especial están la dondella frita o la trucha amazónica frita.

La Municipalidad de Chanchamayo se encarga de diversas celebraciones y degustaciones. Feliz viaje y disfruta de nuestra tierra porque así es nuestro Perú (Manuel Gonzales Duran).

Foto Andina

 

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