La Administración Trump anunció por primera vez la prohibición a las empresas de EE.UU. de mantener vínculos comerciales con Huawei en mayo de este año, pero desde entonces ya había decretado dos moratorias a esa decisión, a las que se suma la de este lunes, cuando vencía la decretada en agosto.
El Ejecutivo estadounidense recela de los vínculos de la empresa con el gobierno de China y asegura tener sospechas de que Huawei podría usar sus teléfonos móviles y otros equipos tecnológicos para espiar en el extranjero y facilitar la información a los dirigentes del país asiático.
Aunque la cuota de mercado de los teléfonos móviles Huawei en Estados Unidos es muy reducida (menos de un 1 % según los datos más recientes de Statcounter), la empresa china sí tiene una fuerte presencia como proveedor de equipamiento de telecomunicaciones en las zonas rurales del país.
Sus productos, sustancialmente más baratos que los de la competencia, han permitido el despliegue de redes inalámbricas en grandes extensiones del país escasamente pobladas en las que, de no haber sido por Huawei, estas infraestructuras hubiesen sido prácticamente inviables desde un punto de vista financiero.
«La extensión temporal de la licencia general permitirá a las teleoperadoras seguir prestando servicio a los clientes en algunas de las áreas más remotas de EE.UU. quienes en caso contrario se hubiesen quedado desconectados», apuntó el secretario de Comercio de EE.UU., Wilbur Ross.
«El departamento (de Comercio) seguirá vigilando de forma rigurosa las exportaciones de tecnología considerada estratégica para garantizar que quienes quieran amenazar nuestra seguridad nacional no se aprovechen de nuestras innovaciones», remachó.
Por su parte, Huawei aseguró en un comunicado que la extensión de la moratoria «no tendrá, en ningún caso, un impacto sustancial en sus negocios», pero pese a ello consideró que está recibiendo «un trato injusto» por parte del gobierno de EE.UU.
«La decisión del Departamento de Comercio de los EE.UU. de incluir a Huawei en su Lista de Entidades (con las que sus empresas no pueden mantener relaciones comerciales) ha sido más perjudicial para los EE.UU. que para Huawei. Esta decisión ha causado un daño económico significativo a las compañías estadounidenses con las que Huawei hace negocios», sostuvieron desde el fabricante chino.
Junto a su presencia en zonas rurales, el otro aspecto clave para entender la incidencia de Huawei en la economía de EE.UU. son los proveedores de componentes tecnológicos y de software, como los fabricantes de chips Intel, Xilinx y Broadcom, y el gigante de internet Google, propietario del sistema operativo Android, presente en los dispositivos de Huawei.
De todos los proveedores estadounidenses de Huawei, Google es el que tiene un perfil más alto, ya que los teléfonos que el fabricante chino vende en todo el mundo (y que son especialmente populares en mercados como Latinoamérica y Europa) llevan preinstalados Android y servicios como Chrome, Gmail, Google Maps, YouTube y la tienda de aplicaciones Google Play.
El veto a Huawei se enmarca en un contexto de guerra comercial entre Estados Unidos y China, que lleva abierta desde prácticamente el momento en que Trump llegó a la Presidencia, en 2017, y que se ha saldado por el momento con aranceles sobre cientos de millones de importaciones chinas a EE.UU. y represalias similares por parte de Pekín.
Las tensiones comerciales entre las dos mayores economías del mundo han afectado la actividad global, con especial incidencia en las cadenas de suministro internacionales.
En concreto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó en octubre las previsiones de crecimiento tanto de EE.UU. como de China para este año y el próximo, así como las perspectivas de crecimiento mundial ante la creciente incertidumbre.