La noche del 10 de octubre del 2010 el arquero David Ospina lució uniforme verde completo en el gramado del Estadio Nacional. Este viernes igual en Barranquilla. Y como en la vida la peor decisión es la indecisión, Ospina se equivocó en ambas ocasiones.
Si ese mes morado limeño su error en querer bloquear un remate de tiro libre de Paolo Guerrero cuando el árbitro Ricci había sancionado tiro indirecto y ese gol nos puso en la ruta directa al Mundial de Rusia 2018; la tarde bendita del viernes -aunque muchos dicen que no llegó a tocar el balón disparado de zurda por ‘Orejas’ Flores- otros sostienen lo contrario: que su indecisión en ver si el balón iba hacia su izquierda lo dejó sin fuerza para bloquear la redonda con la derecha.
Cierto o no, Ospina pasará la historia como el arquero en que dos Eliminatorias seguidas dejó a la selección de Gareca con la aureola mundialista sobre su cabeza.
Pero así como hay arqueros que “se hacen goles” también hay otros que los evitan, capaces de levantar ampollas y yendo contra ese adagio ‘que quién ama el peligro, en él perece’ . El mejor ejemplo es Pedro Gallese. En el triunfo de Barranquilla en un espectacular esfuerzo levantando cual largo su brazo derecho salvó un autogol de Abram enviando el balón al córner. Lo que trajo a la mente la vez del empate (0-0) con la Argentina de Messi en la Bombonera por las Eliminatorias para Rusia 2018. Un violento remate desde fuera del área de Lucas Biglia y que se le colaba por la parte alta del travesaño, igual como en Barranquilla, la envió al córner. Que siga así este martes ante Ecuador.
Mario Fernández/ Foto captura