El exsoldado Ezequiel Huamaní Ñahuinlla tenía 22 años cuando cruzó el umbral de sus últimos pasos, los primeros de esta historia. No era un licenciado cualquiera sino un veterano del Cenepa, a quien el servicio en el Ejército, en el frente de guerra, le había cambiado la vida. Lo había hecho metódico, disciplinado, deportista.
A las ocho de la noche del 2 de agosto de 1998, Huamaní Ñahuinlla salió de la casa que compartía con su tía, Santosa Huamaní –la llamaba ‘mamá’ de cariño–, para comer un pastel y tomar una gaseosa en una tienda que estaba frente a su casa en el Asentamiento Humano Los Olivos de Pro.
Veinte minutos después, Santosa Huamaní escuchó que su sobrino empujaba violentamente la puerta. Ella la abrió y encontró a Ezequiel Huamaní, agarrándose un costado mientras una persona que ella identificó como “Juan” le gritaba que “le sacaría las tripas”. Santosa Huamaní se interpuso y entonces su sobrino le dijo que acababan de “meterle un cuchillo”. Con la ayuda de unos vecinos, viendo que el sangrado no paraba, la señora Huamaní se esforzó por salvar a su sobrino y lograron llegar largo rato después al hospital Cayetano Heredia. Mientras reunía el dinero para comprar los medicamentos que le indicaron y esperaba, pasaron las horas. A las seis de la mañana un médico le informó que su sobrino había muerto. La necropsia señaló la causa como shock hipovolémico. Producido por la grave y larga hemorragia que debió haber sido contenida de inmediato.
Antes de que Huamaní Ñahuinlla saliera de su casa a la muerte, tres personas pasaban la tarde cerca de ahí, bebiendo cañazo con agua. Dos de ellos eran menores de edad: David Capillo Ponte, apodado ‘Colita’; y Daniel Francisco Pérez Arroyo, cuya chapa era “Oso”. El tercero sí era mayor de edad, tenía 22 años y se llama Juan José Muñico Gonzales, cuyo alias en el futuro sería ‘Maelo’. Hacia las ocho de la noche, libando y caminando, vieron a Ezequiel Huamaní que tomaba una gaseosa en la bodega.
Juan José Muñico es ahora conocido con otra chapa: ‘Maelo’, el nombre con el que Rosa Bartra lo llama emocionada en una actuación de quienes se llaman a sí mismos La Resistencia y las filas democráticas denominan más apropiadamente La Pestilencia.
Inseparable con Bartra, ambos recalaron en lo que queda de Solidaridad Nacional bajo el liderazgo de Rafael López Aliaga y ambos son candidatos al Congreso por esa agrupación. Bartra ocupa el puesto 1 y alias Maelo el 30, pero como se ve, paran juntos.
El caso terminó en el archivo. El crimen en la impunidad. (Con información de IDL-Reporteros)