En los últimos tres años se registraron en Lima un total de 190 incendios originados por negligencia o por dolo, lo que ameritó denuncias penales ante el Poder Judicial contra los responsables, reveló la Dirección de Seguridad del Estado de la Policía Nacional.
La mayoría de estos siniestros ha sido producto de negligencia por parte de los propietarios de los inmuebles incendiados, ya sea viviendas o negocios, que no tienen el cuidado de contar con buenas instalaciones eléctricas o comienzan una actividad comercial sin los elementos de seguridad necesarios para no causar daños a su propiedad y a la propiedad de terceros.
El jefe de la División de Investigación de Delitos contra la Seguridad del Estado, (Divindecse) coronel Jorge Padilla Bonifaz, dijo que todo incendio, chico o grande, en vivienda o en negocio, es siempre investigado por Seguridad del Estado para determinar sus causas y deslindar responsabilidades.
Del total de incendios ocurridos en la capital en esos tres años, 1,317 tuvieron su origen en causas fortuitas o hechos circunstanciales, como una vela pendida o un corto circuito.
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Pero los otros 190 mencionados estallaron por negligencia o por el accionar de un mano criminal que actuó con premeditación para causar daño.
Jorge Padilla Bonifaz detalló por ejemplo el caso de tres hermanos que vivían con sus respectivas familias en un inmueble dividido por un pasadizo. Uno de ellos había tendido una instalación eléctrica informal por el techo de su casa de la cual las demás viviendas se colgaban, lo que recargó y recalentó los alambres hasta provocar un incendio.
«Ese fue un caso típico de negligencia y de exposición de personas al peligro común, por lo que tuvo que denunciarse penalmente a los responsables», comentó Jorge Padilla Bonifaz.
Un episodio que el especialista recuerda es el de un hombre que -por celos y cólera porque su pareja no lo permitía entrar a su casa- lanzó un mechero prendido al techo provocando el fuego que dejó en sus menores hijos quemaduras de primer grado. Los análisis físico-químicos permitieron determinar el tipo de combustible usado. Esto ocurrió en San Juan de Lurigancho y el culpable de este hecho purga ahora una condena de ocho años de prisión.
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Otros casos en los que primó el dolo están motivados por la venganza y por las disputas por las propiedades y problemas entre vecinos y familiares, pero también con intención de cobrar fraudulentamente un seguro.
Actualmente, hay una investigación en curso por el incendio que destruyó 13 puestos de un mercado de Chorrillos, donde había problemas entre los comerciantes. En total hay 50 de estos hechos con investigación en marcha.
De los siniestros ocurridos en el mes de enero de este año se determinó que 42 fueron fortuitos y cuatro ameritan denuncia penal. Cuando un incendio es consecuencia de un hecho circunstancial, la Policía solo elabora un parte, pero cuando detrás hay negligencia o dolo se evacua un atestado policial que es enviado al Ministerio Público para la respectiva denuncia ante el Poder Judicial.
Andina
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