El Lokomotiv Moscú se juega mañana, sábado, el título ante el Zenit de Roberto Mancini, ya que le vale una victoria para proclamarse campeón de liga por primera vez en catorce años.
Los moscovitas han desaprovechado en las últimas semanas varias ocasiones para asegurar el título y no quieren esperar a la última jornada, ya que el Spartak Moscú, el actual campeón, está al acecho con cuatro puntos menos.
El Lokomotiv intentó motivar a sus jugadores con la renovación hoy de su técnico, Yuri Siómin, que ya fue campeón de liga en el 2002 y 2004.
Siómin, comparado con el español Luis Aragonés por su sabiduría y su sarcasmo, ha admitido que a su equipo le ha podido la presión en las últimas semanas, en las que ha sido incapaz de ganar.
El peruano Jefferson Farfán, la estrella del partido ante el Zenit de la primera vuelta al marcar dos goles (0-3), no parece haber recuperado la forma después de la lesión que sufrió en febrero, mientras el líder del equipo, el portugués Manuel Fernandes, tampoco está fino.
El Zenit, cuarto a siete puntos del Lokomotiv, ya no puede ser campeón, pero aún aspira al tercer puesto, el que da opción a disputar la Liga de Campeones, por lo que irá a la capital rusa a por los tres puntos.
No será de la partida el centro serbio Ivanovic, que se lesionó en la última jornada ante el CSKA Moscú, ni tampoco el argentino Rigoni, la gran decepción de la temporada en Rusia, ya que se esperaba mucho más de él.
Si viajaron sus compatriotas Kranevitter, Paredes y el delantero Sebastián Driussi, que se ha entonado en las últimas semanas.
Mientras Siómin renovaba, todo apunta a que Mancini abandonará el Zenit para hacerse cargo de la selección italiana, aunque la federación de ese país ha matizado que, aunque han entablado negociaciones con el técnico, no es el único candidato al puesto.
El Spartak Moscú se verá también mañana las caras ante el Rostov de Valeri Karpin, que aún no tiene asegurada matemáticamente la permanencia.
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