Con 63 años de vida y 48 en la política, Andrés Manuel López Obrador comienza este 1 de diciembre su sexenio presidencial con el objetivo de fondo de sacudir las formas y los hábitos de la política en México, que han convertido al país en uno de los más peligrosos del mundo y en los que la corrupción se ha enquistado en la estructura institucional.
Cuando fue jefe de Gobierno de Ciudad de México entre 2000 y 2005, una seña identitaria de su gestión fue incitar a la participación política de la ciudadanía convocando consultas populares. También lo fue la transparencia, ofreciendo diariamente conferencias de prensa para informar sus planes de gobierno y responder cualquier tipo de pregunta.
Los mexicanos esperan que esta nueva etapa sirva para sentar las bases de una nueva era democrática que con el tiempo permita bajar los índices de violencia, de crimen organizado y corrupción.
Pero su llegada al gobierno también genera mucha expectativa a nivel regional. Y en este sentido, la invitación al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a su acto de toma del mando define desde el vamos un cambio en las relaciones exteriores que buscará México de ahora en más. «Maduro en bienvenido», enfatizó Andrés Manuel López Obrador cuando un periodista le preguntó sobre el punto.
«Pero Maduro es un dictador», insistió el reportero. Como respuesta recibió que como presidente electo no iba «a descalificar a ningún gobernante» ni al pueblo de ningún país del mundo. «Todos son bienvenidos», remarcó AMLO, como se lo conoce popularmente.
Tomará las riendas de la segunda economía latinoamericana un mes antes que lo haga Jair Bolsonaro en Brasil, la potencia regional, con un discurso claramente neoliberal y de hostigamiento a los migrantes, contrario al suyo. Sobre este punto respondió a Sputnik el máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Autónoma de México, Aníbal García.
«El nuevo gobierno retorna a una política exterior mexicana clásica del siglo XX que tiene que ver con la Doctrina Estrada, de anteponer la decisión y la libre autodeterminación de los pueblos ante sus problemas».
En este mismo sentido, García consideró que esto podrá verse reflejado rápidamente, ya que el futuro presidente mexicano de corte progresista estará en minoría frente al avance neoliberal en casi toda latinoamérica.
«Más allá de que sea diferente al gobierno de Bolsonaro, incluso el de Macri en Argentina u otros en la región, México siempre ha tenido postura de respeto hacia los gobiernos pero también con otro de tipo de relación con los pueblos, aunque habrá que ver cómo es la política respecto a la situación en Venezuela y el grupo de Lima porque sí podría poner allí un contrapeso bastante fuerte en cuanto a no injerir en los problemas de otras regiones o países».
El grupo de Lima fue creado en 2017 a impulso de Estados Unidos para ejercer presión sobre Venezuela en un intento por aislarlo regionalmente y forzar su salida del gobierno. El presidente saliente de México, Enrique Peña Nieto, fue uno de los principales respaldos de este grupo, que desde hace varios meses quedó inactivo.
Fuente: sputniknews.com/Foto: washingtontimes.com