Mitos de la Amazonía peruana se hacen inmortales con cuentos infantiles

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MEGANTONI/Perú.- La solidaria araña tejedora Shwamkalo, Tsla y sus hermanos los muchkajines y la abominable criatura Kietsi son algunos de los seres mitológicos de la Amazonía peruana que se han vuelto inmortales al quedar sus relatos escritos por primera vez en la historia en forma de cuentos infantiles.

En «El libro de nuestra selva«, tanto matsigenkas como yines, dos de los 55 pueblos indígenas que viven en Perú, cuentan por primera vez con una versión impresa de los mitos que durante siglos han sobrevivido en la memoria colectiva al ser narrados oralmente de generación en generación.

Se trata de historias ancestrales que muestran la cosmovisión y relación con el entorno natural de estos dos pueblos que habitan la Amazonía desde tiempos prehispánicos.

Por eso esta semana, para las escuelas de las comunidades nativas de Miaría, habitada por yines, y Nuevo Mundo, poblada por matsigenkas, fue un hito recibir este libro que reúne cuatro cuentos, dos por cada pueblo, recopilados y redactados por la periodista y escritora peruana Teresina Múñoz-Nájar.

Los ejemplares llegaron de la mano de la petrolera argentina Pluspetrol, que los editó con motivo del año internacional de las lenguas indígenas y como parte de su responsabilidad social hacia estas poblaciones, bajo cuyas tierras la compañía explota Camisea, el mayor yacimiento de gas de Latinoamérica.

Ambas comunidades están en Megantoni, popularmente conocido como el municipio más rico de Perú por el canon que recibe de la explotación del gas, estimado en más de 200 millones de soles (unos 60 millones de dólares) al año, pero donde las limitaciones para acceder a algunos servicios básicos aún son grandes.

Las dos aldeas se ubican a orillas del río Urubamba, cuyas aguas llegan a este paraje de selva casi virgen tras rodear mucho más arriba las ruinas de la ciudadela inca de Machu Picchu.

En Miaría solo una alumna de los 160 estudiantes de su escuela conocía la historia de Shwamkalo, la araña que, según este mito, enseñó a una yine a tejer porque las demás mujeres no querían mostrarle. Así el pueblo yine aprendió a realizar los distintivos diseños que adornan sus ropas a imitación del tejido de la araña.

Para Teresa Sebastián Etene Cushichinari, profesora bilingüe en Miaría, ahora a los yines les ocurre igual con sus costumbres y tradiciones, que no se transmiten y están en retroceso frente a la llegada de la modernidad.

«Yo comparto todo. Quiero compartir todos mis conocimientos antes de morir. No quiero llevármelos», contó a Efe Teresa mientras entrelaza hilos de algodón en un telar tradicional que ha atado al tronco de un árbol en un extremo y a su cintura por el otro, tal y como el mito cuenta que Shwamkalo les enseñó a los yines.

«Para mí hay que acoger los conocimientos y la personalidad de Shwamkalo. Ella sabe compartir y apoyar a la gente que no sabe», añadió la profesora, quien aprendió el cuento por su madre.

El otro cuento yine es Tsla y los Muchkajines, tres hermanos que protagonizan el origen de este pueblo al transformarse de pájaros multicolores en personas después de tender una trampa a una manada de fieros jaguares que les habían impedido nacer humanos.

Tras un viaje en lancha de unas dos horas río arriba, en Nuevo Mundo, la necesidad de conservar las tradiciones ancestrales de los matsigenkas es la misma que la de sus vecinos.

«Tenemos miles de historias y cuentos, pero solo las contábamos oralmente y a veces así se olvida. Por eso estoy muy orgulloso de que los libros están escritos, y eso ya no se va a perder», valoró en declaraciones a Efe Miguel Ángel Díaz, profesor bilingüe en Nuevo Mundo y transmisor del cuento de «La mamá equivocada».

En este se retrata a una madre viuda decidida a ahuyentar cualquier mujer que pretenda a su hijo, lo que le impide a este formar su propia familia.

También quedó grabado en papel «Keatsi y el chamán valiente», donde un ‘seripigari’ (curandero, en matsigenka) logra encerrar en una cueva inundada a Keatsi, el monstruo del lecho del río que hunde los botes y se lleva consigo a sus navegantes.

«Estas historias nos enseñan también los valores que tenían los matsigenkas como el respeto, la responsabilidad y la solidaridad. También recuerda los dioses y creencias que teníamos antes de que llegara la religión católica», precisó Díaz, cuyo abuelo le contó todos estos mitos.

Por ello el deseo tanto de Teresa como de Miguel Ángel es que este proyecto pueda prolongarse con nuevos libros, pues tienen muchas más historias populares sin versión escrita, mitos con personajes como el tsonkiri (colibrí) y la garza que no quieren que mueran en el olvido colectivo de sus pueblos.

EFE/Foto: lodicelagente.com

 

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