Cerca de nueve mil personas gozaron del talento, no sólo como músico sino como director de diez músicos de siete distintas nacionalidades, de Lucho Quequezena. Que protagonizó una noche mágica junto a la banda internacional Sonidos Vivos.
El espectacular concierto engalanó la noche del 27 de mayo en el Estadio Nacional, donde esta banda que no se reunía desde hace seis años entregó un recital en que se impusieron ritmos tan peruanos como huainos, carnavales, trotes, caporales, landó y festejo.
Pero no sólo fue la oferta musical, sino la fusión de instrumentos de latitudes tan lejanas a la nuestra, como el dau bau del vietnamita Huu Bac Quach, o el oud del turco Ismail Hakki y el shakuhachi del japonés Akihito Obama. Los canadienses Francois Taillefer y Eric Breton pusieron el ritmo de su percusión.
Tampoco podemos dejar de mencionar al bajista colombiano Jairo Gómez y al multiinstrumentista venezolano René Orea, junto a los peruanos Ernesto Hermoza (guitarra), Pedro Pablo Pacora (vientos), todos bajo la dirección de nuestro compatriota Lucho Quequezana.
Lucho Quequezana subrayó emocionado que “¡es alucinante cómo puede la música reunir todo este bagaje y hacernos olvidar de las razas!”. Para luego agregar que “no hay fronteras, razas, religiones, cuando la música nos une como seres humanos”.
Efectivamente, Sonidos Vivos demostraron que el mundo es más chico de lo que uno piensa. Fue una noche de encanto dedicada los alumnos del Colegio de Alto Rendimiento de Lima. Foto: Andina