PARÍS.- El presidente francés, Emmanuel Macron, defendió este martes el papel de su país como «potencia de equilibrio» con flexibilidad para adoptar sus propias posiciones y no alineado con Estados Unidos, su aliado.
Macron, que pronunció el habitual discurso a la vuelta de las vacaciones ante los embajadores franceses reunidos en París, subrayó: «No somos una potencia alineada», aunque Estados Unidos sea un aliado «importante».
«No somos -añadió- una potencia que considera que los enemigos de nuestros aliados también son los nuestros».
A su juicio, ese papel de potencia de equilibrio ha quedado ilustrado con su implicación para buscar una salida a la crisis por el programa nuclear iraní mediante la llegada sorpresa el domingo de su jefe de la diplomacia, Mohamad Yavad Zarif, a Biarritz, donde se celebraba la cumbre del G7.
El presidente francés consideró que se está viviendo «el fin de la hegemonía occidental en el mundo» y que en esta situación si Francia se queda como mera espectadora «perderemos definitivamente el control, quedaremos borrados» y «el mundo se estructurará en torno a dos grandes centros, Estados Unidos y China».
Por eso, reiteró su apuesta por una «soberanía europea» que debe incluir al Reino Unido, aunque salga de la Unión Europea.
Macron afirmó que los europeos deben «ser más capaces de defender nuestras fronteras» frente a una crisis migratoria «inédita» desde 2015. Eso pasa en primer lugar por establecer «un mecanismo de desembarco sostenible» de los migrantes rescatados por barcos humanitarios.
Además, se tiene que completar con un «diálogo estructurado» con los países del sur del Mediterráneo para prevenir las salidas, favorecer los retornos, combatir el tráfico de seres humanos, abrir vía de acceso para los demandantes de asilo y «permitir a los que están atrapados en Libia que puedan volver a sus países».
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