SAO PAULO.- El magistrado brasileño especializado en el combate a crímenes de corrupción Fausto De Sanctis declaró a Efe que la operación Lava Jato «no es un éxito», teniendo en cuenta que, cinco años después, aún no existe una condena del Supremo Tribunal Federal (STF) al respecto.
«Estamos en 2019 y no hay ningún proceso ni de recepción de la denuncia», señaló el juez, quien determinó que, «con relación a los políticos, eso da una perspectiva de cinco a diez años hasta la condena del Supremo… va a haber prescripción«, sentenció.
El experto, conocido por participar en otra gran investigación anticorrupción en 2009, la llamada operación «Castillo de Arena», hizo estas declaraciones durante una entrevista tras su participación en el Simposio Internacional Anticorrupción celebrado esta semana en Sao Paulo (Brasil).
La operación Lava Jato comenzó en 2014 y se convirtió en la mayor investigación policial de la historia de Brasil al descubrir los sobornos que pagaban empresas constructoras a políticos y altos funcionarios de la estatal Petrobras para adjudicarse contratos amañados de la petrolera.
La acción fue, a su vez, el desencadenante de un terremoto político que destapó un complejo engranaje de corrupción y acabó con la prisión del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y el arresto el pasado mes de marzo del también expresidente Michel Temer, posteriormente puesto en libertad.
A pesar de esta repercusión, el magistrado considera que la macro operación «continúa siendo un fracaso», no por sí misma, sino por las fallas que esta revela en el sistema judicial, al no haber conseguido aún una condena en firme de la Corte Suprema.
De Sanctis también apuntó la existencia de, en su opinión, una politización de la composición del STF, cuyos miembros son nombrados por el presidente de la República.
Según el magistrado, estos nombramientos «generalmente, responden a razones o vínculos políticos o de amistad», denunció el experto, que puso como ejemplo la designación por parte de Lula de José Antonio Dias Toffoli como miembro del tribunal, quien hoy lo preside.
De acuerdo a Sanctis, este tipo de acciones «han marcado la credibilidad de las decisiones del Supremo».
En la misma línea, el juez considera que también debería mejorarse el filtro en el sistema jurídico para evitar que todos los casos puedan acabar en el STF, como ocurre en la actualidad.
Debido al funcionamiento de la justicia, «de constitución extensiva», como explica Fausto de Sanctis, «todos los casos acaban yendo para el Supremo, porque siempre se alega una violación de la constitución».
«Debería existir un filtro mejor que evitase que estos casos fueran a la Suprema Corte, para que esta decidiera sobre cosas que de verdad sean violaciones constitucionales, no la aplicación de la ley pura y dura», ilustró el especialista.
Durante su participación en el simposio, el jurista llamó la atención también sobre el hecho de que en la Corte Suprema no haya ningún juez que fuera antes magistrado federal: «No tienen ninguna experiencia, no presidieron una audiencia», determinó.
En este punto, el juez recordó que, cuando él llevó a cabo las investigaciones de la operación Castillo de Arena en 2009, el clima de impunidad era tal que los abogados le decían «No importa lo que usted decida, va a ser revertido».
Otro de los puntos que el juez criticó fue el de las bajas condenas que hoy en día estipula la ley para los casos de corrupción en Brasil (un mínimo de dos años), que hace que muchas de ellas acaben prescribiendo.
Durante su ponencia, el juez también habló de un «sigilo que no se esclarece» dentro del mundo judicial, que teme la reacción popular: «El sistema judicial, con el pretexto de defender cosas que considera legítimas, ha pasado a ser el primer violador de derechos humanos básicos», señaló.
EFE/Foto: memoriarobada.ojo-publico.com