«Mashico», el peruano de 124 años rumbo al Guinness como el más longevo del mundo

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Entre la tranquilidad que ofrece la flora y fauna de Huánuco, Marcelino Abad Tolentino desarrolló una paz interior que le permitió superar las 12 décadas de vida. A los 7 años quedó huérfano y con resiliencia y habilidad, utilizó y aprovechó las bondades de la naturaleza para mantener un adecuado estilo de vida, que lo ha llevado a apagar 124 velitas este 5 abril.

Marcelino aprendió a alimentar su cuerpo y alma con insumos de la “Madre tierra”, que combinado a su buen humor y serenidad lo han llevado a convertirse en el peruano más longevo del país, y se están realizando las gestiones para que postule a los Récord Guinness como el hombre más longevo del mundo.

El huanuqueño que nació en 1900, es conocido por sus vecinos como “Mashico” y por la solidaridad que guarda su corazón, ya que acostumbra a ayudar a los demás, ha hecho buenos amigos en la Casa Hogar “Mis Abuelitos”, donde reside con 28 adultos mayores desde el año 2022. Con mucho orgullo, Marcelino confesó que uno de sus secretos para mantenerse sano y optimista, es comer los frutos que le proporciona la naturaleza, aunque también le gusta comer carnero, en diferentes platillos. También dijo que bolea hojas de coca, como un hábito que adquirió desde sus jornadas de trabajo.

Don Abad Tolentino es usuario del programa Pensión 65 del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) desde el 2019, año en que se logró ubicar en la provincia de Ambo, cuando la Unidad Territorial de Pensión 65 en Huánuco lo encontró e hizo las gestiones necesarias para que Reniec le entregue por primera vez su DNI y acceda a una serie de servicios del Estado.

A pesar del peso que representa su edad, aún le gusta de trabajar la tierra y cuidar animales. Contó que otro secreto de su longevidad: tener una vida tranquila y, en especial, una alimentación saludable. Sus arrugas y canas representan las experiencias que adquirió con el tiempo y las alegrías que generó en las personas de su entorno.

Por eso, para festejar esta importante fecha se realizó una misa de salud en la capilla de la casa hogar y se brindó una atención oftalmológica para los residentes. “Mashico” utilizó sus prendas favoritas, un gorrito rojo y un cinturón que se pone en la cintura, los cuales se han hecho característico en el peruano más longevo.

Reniec aprovechó el onomástico para entregarle su DNI electrónico, como señal de modernización y que Marcelino se encuentra a la vanguardia. La Policía presentó un espectáculo de adiestramiento canino, generando una gran emoción por el cariño que tiene Marcelino por los canes. No podía faltar la representación gastronómica con una exquisita pachamanca y una deliciosa torta.

“Mashico” frente a la adversidad

El padre y madre de Marcelino fallecieron cuando cruzaron el río Huallaga en una rondana (transporte rústico para cruzar los ríos) y entonces fue acogido por los dueños de una hacienda en el distrito de Chaglla, a la cual se llega viajando más de seis horas por tierra, desde Huánuco y luego se emprende una caminata de una hora y media.

Desde pequeño cultivaba y criaba animales, observando como otros niños podían ir a la escuela y él, no tenía esa oportunidad. Cuando se convirtió en adulto, la hacienda en la que vivía fue abandonada por sus propietarios y él se convirtió en su único habitante. En ese lapso, tuvo un accidente cuando se desplomó un muro, lo que le perjudicó la cadera. Luego de este trágico episodio, se recuperó y aparecía en las fiestas de los pueblos vendiendo locro (plato típico de la zona), y también trabajaba en todas las chacras e intercambiaba, por medio del trueque, frutas y legumbres.

Así transcurrió la vida de “Mashico”, sin hijos ni una pareja. Siempre vivió solo, como un ermitaño, sin ningún tipo de adelanto tecnológico, hasta que el 7 de febrero de 2019 fue ubicado por un promotor de Pensión 65, Misael Fabián, y en abril se sumó al programa social del Midis. Desde el 9 de setiembre de 2022, ingresó al albergue “Mis abuelitos”, donde hay otros 15 usuarios de Pensión 65, y están bajo el cuidado del padre Oswaldo Rodríguez Martinez, director de las instalaciones.

 

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