ESTRASBURGO/Francia.- La canciller alemana, Angela Merkel, propuso hoy poner en marcha un «verdadero ejército europeo«, una iniciativa que también defiende el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y que ha recibido críticas del presidente de EEUU, Donald Trump, socio principal de la OTAN.
«Debemos trabajar con vistas a crear un día un auténtico ejército europeo», dijo Merkel a los eurodiputados dos días después de la conmemoración del centenario en París del armisticio que puso fin a la primera Guerra Mundial.
Según la canciller, unas fuerzas armadas comunitarias «demostrarían al mundo que nunca más habrá guerra entre países europeos».
Merkel defendió que el ejército europeo sería «un buen complemento» a la OTAN, a pesar de que el socio Trump haya considerado «insultante» que Europa quiera reforzarse militarmente en vez de aumentar su contribución a la Alianza Atlántica.
La canciller dejó claro que Europa ya no puede confiar más allá de sus fronteras, unas declaraciones que adquieren especial significado tras la polémica de Trump y Macron del fin de semana.
Macron afirmó por un lado que si los europeos aumentan el presupuesto militar es para «construir» su autonomía, no para «comprar armas estadounidenses», mientras que Trump consideró «muy insultante» que presidente francés propusiese un ejército europeo «para protegerse a sí misma de EEUU, China y Rusia».
«Comparto la visión del presidente Trump de que necesitamos un reparto mucho mejor dentro de la OTAN, y por eso creo que mis propuestas para la defensa europea son totalmente congruentes con eso», se defendió Macron en París.
En esa línea, Merkel afirmó ante los eurodiputados que «el tiempo en el que podíamos confiar en otros ha quedado atrás. Los europeos debemos asumir nuestro destino en nuestras propias manos si queremos defender a nuestra comunidad».
Además del ejército europeo, la canciller propuso un «Consejo de Seguridad» de presidencia rotatoria y mejorar la política exterior comunitaria.
En la intervención ante el hemiciclo de Estrasburgo, presumiblemente su última alocución en la Eurocámara tras anunciarse que no se presentará a la reelección en 2021, Merkel ensalzó «valores europeos» como la «solidaridad» y la «tolerancia» y advirtió implícitamente a países miembros como Polonia, Rumanía o Hungría sobre la importancia de respetar derechos como la libertad de academia o expresión.
La canciller también tuvo en su discurso advertencias contra los nacionalismos y llamó a no olvidar el «horror» sufrido por los nacionalismos en el viejo continente.
«El egoísmo, el nacionalismo nunca más pueden prevalecer en Europa. Tienen que prevalecer la tolerancia y la solidaridad, que son los exponentes de nuestro futuro común y esto sí que vale la pena defenderlo», afirmó.
En el mismo sentido, señaló la importancia de que todos los países se involucren tanto con el fortalecimiento de la eurozona como con la inmigración y los refugiados, un asunto, este último, sobre el que quiso entonar el «mea culpa».
«La solidaridad también supone superar egoísmos nacionales. Y me consta que Alemania no siempre ha dado el ejemplo perfecto, por lo menos a los ojos de algunos. Por ejemplo, antes de 2015 tardamos en entender como alemanes que la cuestión de los refugiados no solo nos afectaba a nosotros, sino a todos», afirmó ante el pleno.
Sobre inmigración, Merkel destacó la necesidad de alcanzar tanto un sistema de asilo común como de guardacostas y control de fronteras y apostó por intensificar la cooperación con África.
A propósito de la unión económica y monetaria, la mandataria conservadora germana tachó de «imprescindible» que el sistema tenga «estabilidad» y apuntó que Francia y Alemania trabajan para presentar propuestas que complemente la unión bancaria de cara a final de año.
En política económica también afirmó que es «imprescindible» establecer un impuesto digital y desarrollar las nuevas tecnologías para hacer frente a potencias como China.
Merkel fue abucheada por la izquierda de la Eurocámara pero especialmente también por los eurófobos, que intentaron silenciar los aplausos a la canciller con chillidos y exabruptos que valieron que el presidente de la Eurocámara, Antonio Tajani, ironizara sobre si era necesario llamar a «un veterinario».
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