Las autoridades aztecas confirmaron este martes que se encontró el cadáver del bebé que fue separado de sus padres por el devastador tornado que azotó en la víspera la fronteriza Ciudad Acuña, con lo que la cifra de fallecidos ascendió a 14.
El bebe se encontraba en el portacunas que llevaba su madre por una calle, cuando los fuertes vientos catapultaron al menor y sus progenitores, explicó alcalde de Ciudad Acuña, Evaristo Lenin Pérez, movilizó a toda la comunidad en su búsqueda.
Otros tres pequeños, de once meses y de dos y cuatro años, también murieron, informó la agencia española Efe.
Algunos de los adultos fallecidos eran «conductores de automóviles y de camiones que iban a recoger personas para llevarlas a (trabajar a) las fábricas», explicó Rubén Moreira, gobernador del estado de Coahuila, al que pertenece Ciudad Acuña, después de una reunión con el presidente Enrique Peña Nieto, quien llegó a la zona la noche del lunes.
Además, cuatro personas, todas de la misma familia, aún están perdidas un día después del tornado, que dejó al menos 300 heridos.
El fenómeno atmosférico sorprendió a los pobladores de zonas pobres de Ciudad Acuña, de 136.000 habitantes, al amanecer del lunes, cuando hizo volar por los aires camiones, postes completos de luz y automóviles, que quedaron incrustados en los techos de pequeñas casas financiadas por el servicio social mexicano.
«Vamos a volverlas a hacer (las casas que sufrieron daños en sus estructuras), no sólo como estaban si no que de mejor manera. No los vamos a dejar solos», se comprometió el presidente mexicano, César Peña Nieto, tras visitar a los damnificados.
Francisco Martínez, director de Protección Civil de Coahuila, informó que «hay 750 viviendas afectadas», aunque no pudo confirmar el grado de afectación.
El tornado azotó al menos siete barrios con una velocidad de 270 a 300 km/h, generado por el efecto de la combinación de un frente frío y una masa de aire caliente proveniente del océano Atlántico. Ocho refugios temporales fueron habilitados pero sólo 48 personas durmieron en ellos. «La mayoría de la gente afectada recurrió a sus familiares», apuntó Francisco Martínez.
«El tornado pasó desafortunadamente por la zona más pobre de Acuña. Toda esa gente vive en casitas muy frágiles, aquí les llamamos ‘huevos de chorizo’ porque apenas cabe la camita, una salita. Están construidas con materiales muy baratos, son casas muy endebles», indicó. (ECHA- Agencias)