En dramática carrera contra el tiempo, los brigadistas intensificaron su búsqueda de 40 personas bajo los escombros, en el edificio de oficinas colapsado de la avenida Álvaro Obregón 286 que de esta manera se ha convertido en la zona cero de las operaciones de rescate.
Las unidades de rescate enviadas por Israel y España junto a los servicios de protección civil y voluntarios mexicanos trabajan contra reloj día y noche sobre los escombros de este edificio para tratar de encontrar con vida a los sepultados.
La cifra de muertos por el terremoto del pasado 19 de septiembre en el centro de México subió hoy a 324, siendo la capital del país la que registra más fallecidos con 186, informó el coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente.
Teniendo en cuenta el número de desaparecidos en el edificio de la avenida de Álvaro Obregón, se teme que la cifra total de muertos sobrepase los 360, a la que hay agregar los 98 muertos del sismo del 7 de septiembre y los cuatro fallecidos el sábado por otro temblor de magnitud 6,1 en la escala de Richter.
«La operación de rescate es enormemente difícil porque el edificio de seis plantas colapsó en cuestión de minutos», explicó el capitán Juan Carlos Peñas, jefe de la Unidad Militar de Emergencias (UME) del Ejército español.
Los 54 militares españoles coordinados por un director de emergencias mexicano están tratando de abrir un túnel desde la parte superior para llegar a dos patios interiores del edificio y a la escalera para confirmar si hay supervivientes entre los escombros.
«Los militares españoles nos explicaron su nuevo plan para llegar a los huecos de la escalera y el patio donde puede haber supervivientes», dijo Karina Luna, hermana de uno de los desaparecidos.
Los ingenieros han apuntalado el primer piso y tratan de llegar tanto por la parte superior como inferior a los huecos donde pudieran encontrarse algunos cuerpos de este edificio de oficinas donde trabajaban alrededor de 60 personas.
«Las losetas son enormes y han quedado tipo sandwich y no hay apenas espacio entre losa y losa. Hay que buscar algún hueco donde poder partir la losa y ver si se ha generado un hueco de vida, pero llegar a estos huecos (…) es muy difícil», señaló el capitán.
Los militares españoles trabajan con mascarillas de carbón activado ante el fuerte olor que desprenden los cuerpos sepultados.
Los trabajos de rescate se suceden ininterrumpidamente con cientos de voluntarios y los especialistas, mientras los familiares de los desaparecidos se hallan a una corta distancia siguiendo expectantes las informaciones de las unidades de emergencia. (ECHA- Agencias)