Michael Phelps: “Soy como un niño. ¡No quiero crecer!”

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Michael Phelps (Maryland, 1985), es el deportista olímpico más condecorado de todos los tiempos. El hombre pálido de Baltimore está tostado por el sol del Oeste, a donde se mudó a finales del 2014 para desintoxicarse. Perseguía la salvación personal y acabó en el agua. Después de una grave crisis existencial, Río de Janeiro es el destino final del deportista. Allí quiere demostrar lo ha sido a lo largo de su carrera. A Phelps le encanta estar de vuelta pero no sabe cuál será su humor.

¿Podría explicar por qué la preparación para los Juegos del 2012 fue tan mala para usted?

No quería ir a entrenar. No quería estar ahí. Pasaba. No me planteé ningún objetivo. Me dejaba llevar por las sensaciones de cada día. Si me levantaba por la mañana y me sentía demasiado cansado para salir de la cama, apagaba el despertador y me volvía a dormir. Cuando me daban ganas de salir de Baltimore para ir a tal o cual lugar, me iba. Hacía lo que quería cada vez que quería.

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¿Fue difícil recuperar el deseo de nadar después de los ocho oros del 2008?

Eso fue parte del problema. Me preguntaba: ‘¿Y ahora cuál es el reto?’. Pero había más. Había algo más que me quitaba las ganas de seguir en este deporte.

¿Qué le pasó por la cabeza cuando se vio detenido en esa comisaría de policía por conducir borracho, en el 2014?

No había muchas cosas que pudieran pasar por mi cabeza. La había cagado y estaba bastante enojado conmigo mismo. Sabía cuál sería el desenlace y solo quería salir de la comisaría.

Su entrenador, Bob Bowman, dice que de no haber sufrido esta crisis, su vida había corrido peligro ¿Usted qué cree?

Quién sabe. Nunca sabremos esa respuesta.

Millonario, socialmente reconocido, ocioso… ¿Qué le impidió sentirse plenamente realizado entre el 2008 y 2014?

A veces sí que fui feliz. Tenía altibajos. Creo que buscaba la manera de terminar con mi carrera como nadador y emprender otra vida.

¿Y qué aprendió?

Aprendí a mirarme a mí mismo y a descubrir quién soy de verdad. Y ser feliz con lo que soy. Liberarme del peso de cosas que he arrastrado durante toda mi vida y que me generaban una gran frustración. Cosas como mi relación con mi padre. Llevaba una mochila cargada y he conseguido quitármela de encima porque he descubierto que no la necesitaba. Eso me ha permitido volver a donde me gustaba estar y disfrutar de las cosas que realmente quiero.

¿Qué significa ser feliz consigo mismo?

Mirarme en el espejo y sentirme feliz con lo que veo. Mucha gente lo pasa mal haciéndolo. Ahora no cambiaría nada.

Usted atribuye su infelicidad a la conducta de su padre. ¿Cuál fue el problema?

Crecí educado por una madre soltera en una casa llena de mujeres. Les debo todo a ellas porque me introdujeron en este mundo de la natación. Pero dejé de compartir muchas cosas con mi padre en una época en la que lo necesitaba. No quería seguir atormentándome con preguntas como, “¿qué habría pasado si…?”. Quería poder hablar con él de cosas sobre las que no coincidíamos. Quería tener a esa persona a la que poder dar un abrazo de vez en cuando… Mi padre y yo somos gente muy obcecada y testaruda. Necesitábamos decirnos a la cara todo lo que nos callamos durante tantos años. Lo necesitaba para salir del atolladero. Por fin creo que hemos construido una amistad. Y creo que ahora nos sentimos muy cómodos porque estamos regularmente en contacto. Ha sido un gigantesco paso en la dirección correcta.

¿Se siente mejor persona?

Mi personalidad es la misma. ¡Sigo siendo un niño! Todavía me veo como a un niño. Soy como ese anuncio de Toys ‘R’ us: ¡Yo no quiero crecer! Soy un niño grande. Siempre me río, siempre intento pasármelo todo lo bien que pueda. Mi vida ha transcurrido en una piscina. Eso es lo que me ha llevado a disfrutar y es algo de lo que estoy agradecido. Son experiencias que me han ayudado a atravesar determinados obstáculos. Es difícil de explicar. Hay cosas a las que realmente no presté atención. Llevé la carga sin darme cuenta. Me siento mucho más libre ahora. No me siento tan restringido.

Usted jugó al póker profesional. ¿Sigue haciéndolo?

Jugué a las cartas durante mucho tiempo. Ahora hay cosas más importantes para mí.

¿Está preparado para cambiar de vida después de Río?

Sí. Nicole, mi chica, y yo, hemos pasado por muchas cosas juntos; hemos crecido juntos. Hemos tenido la oportunidad de traer a nuestro primer niño a este mundo y eso es algo que habíamos buscado desde hacía tiempo. Me entusiasma que mi hijo pueda ver mis últimas carreras en unos Juegos. Es algo muy especial para los dos. Conservará este recuerdo para siempre.

¿Se ha puesto objetivos para cuando deje de nadar? ¿Cómo se imagina en diez años?

Mi vida siempre se ha basado en objetivos. Y siempre será así. Sea dentro o fuera de la piscina. Ahora me he concentrado en nadar este verano. Y una vez que acabe será el momento de pasar página y pensar en algo nuevo. Si pudiera predecir lo que haré dentro de diez años haría un montón de dinero. Pero no puedo ver el futuro.

¿No hace planes?

Mi plan es estar con mi hijo tanto como pueda para verlo crecer. Ser parte de su vida. Eso es algo que he perseguido y lo demás me da igual. Aparte de eso, me gustaría continuar con mi proyecto de fabricación del que creo es el mejor bañador del mundo; y continuar enseñando a los niños a estar seguros en el agua. Los niños son mi pasión y quisiera pasar mucho tiempo en labores de educación. Ahí es donde siento que se muestra el verdadero Michael Phelps.

Físicamente su cuerpo ya no responde igual que en 2008 y 2012. ¿Cómo cree que responderá su mente en Río?

Yo siempre he sido bastante bueno cuando llegan las carreras y hay que competir. Eso es lo que más me gusta de este deporte. Bob Bowman, mi entrenador, me ha enseñado a nadar todo tipo de pruebas en todo tipo de situaciones pero el último paso siempre depende de mí. Hemos seguido haciendo prácticas para ejercitar el uso de ese resto de energía que te permite competir cuando llegas al límite.

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Nadará tres pruebas individuales y un relevo: 100 y 200 mariposa, 200 estilos, y 4×100 estilos. Esto supone un recorte del 50% respecto a sus programas de Pekín y Londres…

Estos Juegos serán distintos a todos los demás. La preparación que he hecho no tiene nada que ver. Para nosotros lo esencial fue elegir las pruebas en las que tendré más opciones. En 2012 pasamos por una experiencia desagradable en el 400 estilos y aprendimos. Eso siempre lo tuvimos en cuenta a la hora de determinar qué puedo hacer al máximo nivel.

¿Cuál es su prueba más querida?

No tengo preferencia. Quiero ganar los cuatro oros. Pero es inútil decirlo. También quería conservar el título en 200 mariposa en 2012 y lo perdí.

¿Cómo fue su llamada a Bowman cuando decidió volver a entrenar?

Discutimos. Le demostré que estaba listo para sobreponerme a cosas a las que no había conseguido sobreponerme antes. Obstáculos que no había querido afrontar. Bob no me habría permitido volver a entrenar de otro modo. A lo largo de mi carrera he intentado hacer las cosas de muchas maneras distintas. Algunas funcionaron y otras han sido fracasos épicos. Si decidimos volver a intentarlo solo fue porque me comprometí a que será solo del mejor modo posible. El viejo modo. Ese es el pacto con Bob. Pienso que por eso me encanta nadar otra vez, por eso soy feliz otra vez. Veo los resultados.

¿Cómo gestiona el gasto energético a su edad?

La única diferencia es que debo prestar más atención a la recuperación. Hago más trabajo fuera de la piscina, me meto más en la bañera de hielo después del esfuerzo, me hacen más masajes, cuido más los estiramientos… No me recupero como solía. Me duele mucho más el cuerpo. Me canso mucho más. Tengo que estar más atento a los mensajes que me lanza el organismo. Ya no como comida… No quiero decir comida basura, pero… Ya solo tomo alimentos saludables. Soy mucho más sano de lo que fui.

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¿Qué siente en el agua después de casi 30 años de rutina?

El agua ha sido parte de mi vida durante tanto tiempo que se ha convertido en un lugar donde estoy confortable. Me siento natural. Es parte de lo que soy.

¿Cómo percibe la enorme presión que cargan en su país sobre usted? Parece que la única alternativa al fracaso es el oro.

Las expectativas ajenas a veces te ayudan y a veces te dañan. Pero nadie me pone más presión que yo mismo. Sé que si llego a Río en las mejores condiciones posibles de preparación yo estaré contento.

¿Hay algún reto que le entusiasme especialmente?

Sería fantástico ser el primer nadador en ganar un oro olímpico en una prueba individual con más de 30 años. Solo puedo jurar que lo único que he hecho en estos meses es prepararme lo mejor que sé para estar de la mejor manera. Y en 2012 ese no fue el caso. No merecí ganar los 200 mariposa ni los 400 estilos. No trabajé tan duro como pude. Los otros entrenaron más que yo y merecieron esos oros. Si yo estoy todo lo preparado que puedo estar, los resultados cuidarán de los resultados.

¿Por qué cree que nadie ha conseguido un oro después de los 30?

Porque llega un momento en que la gente deja de querer nadar o simplemente ya no puede. No sé si ha habido gente tan determinada y obsesiva como yo. Si algo se me mete en la cabeza no hay nada que se interponga en mi camino. Los objetivos que me he planteado para este verano son algo tan gigantesco que no sé si ha habido gente dispuesta a asumir la cantidad de dolor que yo he soportado o someterse a la cantidad de trabajo duro que yo soy capaz de soportar.

¿Existe alguna rivalidad entre usted y Usain Bolt por ocupar el centro de estos Juegos?

¿Qué rivalidad? ¡No somos rivales! No me interesa quién pueda ser la mayor estrella de los dos. Si he competido durante tanto tiempo es porque quería hacerlo. La fama viene con correr rápido o nadar rápido. Si él tiene más fama, encantado. No me molesta. Lo que él ha hecho es increíble. Ser el hombre más rápido del mundo durante ocho años… Ha trabajado más duro que la mayoría. No me imagino a nadie corriendo más rápido. ¡Sería un excelente receptor en el fútbol americano! Es una locura. Él da la impresión de divertirse con lo que hace y eso es lo esencial. Esa es la clave. Después de cada carrera bromea con todo el mundo. Ver a alguien disfrutar con lo que hace es algo que siempre quieres ver en el deporte. Eso es lo que los niños deben ver y el mundo quiere ver. Gente divirtiéndose.

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¿En Río aspira a demostrar que puede seguir divirtiéndose en una piscina?

Quiero demostrar lo que he sido a lo largo de toda mi carrera y hubo una sequía de cuatro años donde ese no fue el caso. Me encanta poder estar de vuelta. Pero no sé cuál será mi humor.

¿Qué opina del doping masivo en Rusia?

El dopaje es una mierda. ¡Una mierda! Lo digo porque yo no sé qué se siente subirse a un poyete antes de una carrera y pensar: “En esta competición todos están limpios”. Es muy triste. Sería bonito que todos estén en el mismo campo de juego. Pero creo que siempre habrá gente actuando así.

¿Cuántos controles le han hecho el 2016?

Debo ser una de las personas que más controles antidopaje ha pasado en la historia olímpica. Este año por lo menos me han hecho pruebas de sangre y orina dos veces por mes, y a veces hasta tres. En 2008 me hicieron más controles de los que nunca imaginé que pasaría. Ejemplarizaron conmigo.

(Entrevista: Diego Torres – Diario El País, ESPAÑA).

 

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