MADRID.- Puede que el coronavirus afecte a todos por igual, que no entienda de fronteras ni de clases sociales, pero no todos tenemos a nuestro alcance las mismas herramientas para prevenirlo ni para luchar contra él. Es el caso de las millones de mujeres prostituidas en todo el mundo, las «grandes olvidadas» en la crisis del Covid-19.
Es en este momento cuando más evidentes se hacen las diferencias y cuando los colectivos más vulnerables se vuelven extremadamente frágiles.
«Estamos hablando de víctimas de trata y explotación sexual, de mujeres en situación de invisibilidad y extrema vulnerabilidad», aseveró en una entrevista con Efe la presidenta de la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (Apramp) en España, Rocío Nieto.
LA PROSTITUCIÓN EN CIFRAS
Según datos del Parlamento Europeo, unos 40 millones de personas en el mundo son víctimas de la prostitución. En Europa Occidental se calcula que son entre uno y dos millones. El 80 % son mujeres y niñas, en su mayoría de entre 13 y 25 años.
La Fundación Scelles -observatorio internacional de lucha contra la prostitución- explicó que se trata de un negocio mundial asociado al crimen organizado que genera unos beneficios mundiales de 110.678 millones de dólares anuales, 33.203 en Europa y de 1.992 en España.
«Además de exponerse diariamente a abusos sexuales, con considerables riesgos psicológicos y físicos, y a menudo con consecuencias irreversibles, las personas prostituidas ahora están expuestas a un virus potencialmente mortal», advierten desde esta Fundación.
Y muestran su temor ante la posibilidad de que algunas de ellas sean encerradas con su proxeneta «y que las presiones ejercidas por ellos lleguen a su punto máximo».
AUMENTO DE LA EXPLOTACION DIGITAL
Alertan también del posible aumento de la prostitución digital que puede generar los estados de alerta y los confinamientos decretados en países de todo el mundo.
«Son imágenes en pantallas, pero no son fantasías: las mujeres son realmente explotadas para producir esas imágenes por una industria que obtiene un gran beneficio económico de ellas», advirtió la Fundación.
«El encierro generado por la pandemia repercute de forma negativa en su situación, las invisibiliza aún más y dificulta su acceso a cualquier tipo de información», subrayó desde España la presidenta de Apramp.
SON LAS GRANDES OLVIDADAS, VAN A CONTAGIARSE
Las mujeres prostituidas «son las grandes olvidadas» de esta crisis sanitaria. «Van a contagiarse» y ni siquiera van a saber lo que tienen, dijo la presidenta de Apramp.
«Y entonces se convertirán en material desechable», auguró en un tono muy crudo.
Hay que tener en cuenta que son mujeres y niñas que habitualmente no tienen ninguna manera de comunicarse con las autoridades. El confinamiento solo agrava esta situación.
Ni siquiera tienen acceso al sistema sanitario dado que la mayoría son inmigrantes en situación irregular, tal y como han denunciado diversas organizaciones en numerosas ocasiones.
EL ESTADO DE ALARMA DIFICULTA SU LOCALIZACIÓN
Explicó la presidenta de Apramp que, antes de decretarse el confinamiento, lo habitual era que los lugares donde son explotadas abriesen y cerrasen con asiduidad, y que las redes de proxenetas las trasladasen de un lugar a otro para impedir que estableciesen contacto con personas que pudiesen ayudarlas.
Ahora, durante el estado de alarma, «las entidades que trabajamos con víctimas de trata estamos intentando contactar con ellas, pero el aislamiento lo hace muy difícil».
OBLIGADAS A PROSTITUISE EN CUALQUIER LUGAR
Y como la mayoría de los lugares en los que son explotadas han cerrado, se ven obligadas a seguir prostituyéndose en otros alternativos como los polígonos y así poder hacer frente al pago de las habitaciones de los clubes, prostíbulos y pisos donde están confinadas y, en mucho casos, a las necesidades de sus hijos pequeños.
La situación se agrava aún más para las que mantienen deudas con sus explotadores, que crecen a medida que se alarga el confinamiento.
Según han narrado ellas mismas a estas organizaciones, son los encargados de esos lugares lo que les suministran los alimentos y productos básicos.
Las miles de mujeres que sufren este tipo de violencia de género afrontan el confinamiento en una situación absolutamente precaria, sin medidas de protección y una economía tan frágil que, en ocasiones, las obliga a continuar prostituyéndose, según constató Médicos del Mundo y explicó Belén Matesanz, portavoz de esta organización.
RECURSOS PARA LAS VÍCTIMAS DE TRATA
Organizaciones como Apramp o Médicos del Mundo las atienden telefónicamente porque el Covid-19 ha obligado a interrumpir la asistencia personal.
Las mujeres prostituidas necesitan alojamiento, comida, productos de higiene y material de prevención ante el Covid-19.
La situación de peligro extremo que en estos momentos viven estas mujeres ha hecho que las organizaciones que trabajan con ellas exijan al Gobierno que las considere población vulnerable para que puedan acceder a las medidas de apoyo económico y los servicios sociales que se están poniendo en marcha.
Porque, explicaron desde Médicos del Mundo, la situación migratoria de muchas de estas mujeres y niñas hace que queden excluidas de las medias que los diferentes estados están aprobando para proteger a los colectivos más vulnerables.
Urge, y no solo en época de crisis sanitaria, poner a su alcance políticas de apoyo con recurso habitacionales, económicos y de formación y empleo que les permitan salir de la situación de prostitución y violencia de género en la que están atrapadas. EFE