Divo: artista, en especial cantante, de gran mérito y fama, que sobresale o destaca entre otros. En la farándula peruana se suele utilizar este término de manera indiscriminada, sin profundizar en su real significado.
Sin embargo, Morrissey, el genial exlíder de Smiths, demostró anoche lo que significa ser realmente un divo, ante poco más de ocho mil asistentes a su concierto en el Parque de la Exposición.
Irreverente, solemne, puntual, Morrissey inició su presentación poco más de las nueve de la noche. “My Lima… my Lima”, fueron sus palabras iniciales, una especie de saludo que salía desde el fondo de su corazón como una especie de disculpa por su fallida presentación de hace dos años.
La inmortal “Suedehead” dio inicio a la velada. Su voz prácticamente intacta era el presagio de lo que sería una noche inolvidable.
Una banda bien afiatada, elegantemente vestida, era el complemento perfecto. Morrissey, dueño del escenario, de finos y contorneados movimientos, demostraba el porqué es considerado uno de los artistas más influyentes del mundo.
La primera sorpresa de la noche vino con la interpretación de “El cóndor pasa”. Los acordes de la más emblemática de nuestras canciones hicieron que los casi ocho mil fanáticos se levantaran de sus asientos para aplaudir al británico de principio a fin de la misma. Seguidamente vino otro clásico, “How soon is now” y la fiesta fue total.
Contestatario como ninguno, crítico de lo que considera injusto y, sobre todo, confeso defensor de los animales, el músico británico aprovechó cada pausa entre canción y canción para enviar mensajes, “crear conciencia” y exponer sus ideas.
“En el Perú no hay justicia para los toros”, fue una de sus frases, para luego interpretar “Bullfigther dies”. También tuvo fuertes palabras contra la política de su país y especialmente contra la monarquía británica. Así, en el escenario se pudo observar una imagen de los duques de Cambridge, Guillermo y Kate Middleton; junto a una inscripción que decía United King-Dumb.
Lo más jocoso de la noche vino con la presentación de cada integrante de la banda. Boz Boorer, Jesse Tobias, Mando Lopez, Matt Walker y Gustavo Manzur se dirigieron al público respetuosamente. No obstante, cuando llegó el turno de Morrissey, éste solo dijo “My name is Alejandro Sanz”.
Así, fueron sonando temas como “First of the gang to die”, “This charming man”, “Everyday is like sunday” y “Meat is murder”. Esta última estuvo acompañada de un crudo video, en el que se mostró la triste realidad que viven los animales procesados como alimento.
Poco más de dos horas después, el divo inglés anunció su despedida. Haciendo reverencias a cada sector del anfiteatro y finalmente abrazado a su banda en una línea, el cantante se despidió y retiró.
Así, Morrissey cumplió con sus fanáticos y pagó con creces la enorme deuda que tuvo con el Perú hace dos años. Y es que un divo de su clase sabe lo que es honrar sus compromisos. (Andina)