Hace 32 años fue el execrable autogolpe de Estado del 5 de abril de 1992 dado por el exdictador Alberto Fujimori, hoy preso por crímenes de lesa humanidad. El Perú está convencido de no permitir que se repitan nunca más experiencias de este tipo, cuando el sátrapa disolvió el Parlamento, se apoderó de las instituciones y secuestró nuestro país.
El respeto, protección y cumplimiento de los derechos humanos son base fundamental para la institucionalidad y la democracia en el Perú. Para quienes conducen el destino de nuestro país debe ser prioridad la promoción y protección de los derechos humanos de todos y todas, sin discriminación alguna.
Es necesario tener compromisos concretos para avanzar hacia un futuro donde los derechos de todos y todas en el Perú sean respetados, indistintamente de su condición social, raza o etnia, género, orientación sexual o identidad de género; y poner fin a la discriminación y exclusión que continúa limitando el libre ejercicio de los derechos de una gran parte de la sociedad peruana.
Nunca más
Aquel 5 de abril el exdictador Alberto Fujimori anunció la disolución del Congreso y la intervención del Poder Judicial, el Consejo Nacional de la Magistratura, el Tribunal de Garantías Constitucionales, y el Ministerio Público.
Las Fuerzas Armadas, comandadas por generales esbirrros al régimen fujimontesinista, salieron a las calles con la misión de atacar a los periodistas que querían cumplir con su labor y exigían conocer más detalles sobre la polémica decisión.
Quienes trabajábamos en los medios de comunicación independientes fuimos intervenidos por patrullas del Ejército, al mismo tiempo que algunos periodistas, como Gustavo Gorriti, eran secuestrados por uniformados que recibían órdenes de agentes de Inteligencia. Censuraron a la prensa independiente, al día siguiente los diarios salieron con varias páginas en blanco.
Se arrestó a políticos y magistrados para que nada ni nadie impida que Fujimori y Montesinos inicien el asalto y secuestro de nuestro país. En diferentes instituciones se pusieron tanques y soldados en las puertas para impedir el ingreso de cualquier persona que pudiera ser un estorbo y manifieste su protesta por el atentado contra la democracia.
Los crímenes, ataques a la libertad de expresión, torturas, desapariciones, asesinatos, violaciones a los derechos humanos, pactos con el narcotráfico, robo de donaciones y asalto a las arcas nacionales convirtieron a la dictadura fujimorista en el sétimo gobierno más corrupto de la historia de la humanidad. (WSV)
Gustavo Gorriti desenmascara a Fujimori ante prensa mundial:
Luz Salgado: La mayoría apoyó el autogolpe; César Hildebrandt: La mayoría también apoyó a Barrabás:
César Hildebrandt a Martha Chávez: «No puedo creer que Fujimori fuera tan idiota»:
Fotos: Internet/Archivo/Medios