RÍO DE JANEIRO.- Dos expresidentes de la República, dos excandidatos al Palacio de Planalto, al menos cinco ministros, los jefes de ambas cámaras del Congreso, el portavoz del Gobierno en el Senado.
Casi ningún político relevante en Brasil puede considerarse a salvo de la bomba que estalló en la madrugada del martes al miércoles: la presentación de la primera lista oficial con decenas de nombres que serán investigados por el escándalo de sobornos de la constructora Odebrecht.
Los indicios contra buena parte de la élite gobernante son el resultado del acuerdo de colaboración firmado por ex directivos de la empresa para delatar, a cambio de reducir sus penas, a los mismos políticos a los que compraron durante años con cantidades millonarias.Entre los sospechosos figuran líderes de las tres principales siglas que han ocupado el poder en tiempos recientes.
Aunque los nombres permanecen bajo secreto judicial, las primeras filtraciones obtenidas por la prensa local golpean con igual contundencia al Partido de los Trabajadores (PT) de Lula da Silva y Dilma Rousseff, ambos incluidos en la lista, y a sus adversarios PMDB y PSDB, que forman la columna vertebral del actual Gobierno de Michel Temer.
Dilma Rousseff ya fue derribada por el Congreso en 2016 y Lula da Silva viene acostumbrándose en los últimos meses a defenderse de acusaciones, tanto que el mismo martes se declaró «víctima de casi una masacre» al comparecer ante la Justicia por una de las numerosas acciones penales abiertas contra él.
En cambio, para el actual presidente Temer, el escándalo representa una amenaza que podría hacer tambalearse su Gobierno y provocar el descarrilamiento de su agenda de reformas tan liberales como impopulares.
«El presidente no puede ser juzgado por hechos anteriores a su mandato, pero si sus principales aliados tuvieran que ser apartados, quedaría debilitado», advierte Juliano Griebeler, director de Relaciones Gubernamentales de la consultora Barral M Jorge en Brasilia.
El politólogo se refiere específicamente a los ministros Eliseu Padilha y Wellington Moreira Franco, casi convertidos en los dos últimos peones que quedan para proteger al ‘rey Temer’.
Más allá de las posibles repercusiones a corto plazo, las confesiones de los delatores de Odebrecht «revelan los meandros de la corrupción en Brasil de una forma jamás imaginada». Son palabras de Rodrigo Janot, fiscal general y responsable de la lista, en una carta enviada el martes a sus colegas del Ministerio Público Federal (MPF).
«Los hallazgos», añadió, «nos confrontarán con la triste realidad de una democracia bajo ataque y, en gran medida, ensuciada por la corrupción y por el abuso del poder económico y político».
Luis Tejero/elmundo.es
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