OIT: Redoblar esfuerzos para igualdad de género en el trabajo en AL y el Caribe

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Durante los últimos 20 años la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo ha sido sostenida en América Latina y el Caribe, lo cual ha permitido que 131 millones de mujeres se encuentren participando en la fuerza laboral, pero aún queda un largo camino por recorrer para lograr la igualdad de género en la región, advirtió hoy la OIT.

“Las mujeres deben ser protagonistas del futuro del trabajo que queremos, por eso la región debe redoblar esfuerzos destinados a cerrar las brechas entre mujeres y hombres”, dijo el director de OIT a.i. para América Latina y el Caribe, Carlos Rodríguez, al referirse datos del mercado laboral que han puesto en evidencia la persistencia de la desigualdad.

“La participación laboral de las mujeres ha aumentado, pero sigue siendo 25 puntos porcentuales inferior a la de los hombres. En cambio, la tasa de desempleo esta tres puntos porcentuales por encima. Otros indicadores nos hablan de salarios inferiores y de una sobrerrepresentación en el empleo informal que suele indicar precarias condiciones laborales”, agregó.

Rodríguez dijo que “estas desigualdades no deben ser toleradas cuando estamos debatiendo como garantizar los empleos del futuro en un escenario marcado por nuevas tecnologías, cambio climático, envejecimiento demográfico y por los efectos de la globalización. Ese futuro, también se debe escribir en femenino”.

Hay que dar pasos para “desarrollar programas para adaptar las capacidades de las mujeres a las demandas de los nuevos escenarios del futuro del trabajo”.

Los datos de la OIT indican que la participación de las mujeres en los mercados de trabajo es de 51,7 %, lo cual equivale a 131 millones de personas. Esto representa un avance considerable con respecto al año 2000, cuando la tasa era de 47,3%, lo que equivalía a 86 millones. En 50 años se han incorporado al empleo unas 45 millones de mujeres.

Sin embargo esta tasa aún está lejos de alcanzar a la de los hombres que es de 76,9%, lo que equivale a 187 millones de personas, de acuerdo con las cifras presentadas el 13 de febrero en el informe mundial de OIT Perspectivas sociales y del empleo en el mundo – Tendencias 2019 .

Pese a la menor tasa de participación, las mujeres constituyen la mitad de los desempleados en América Latina y el Caribe, 12,7 millones de los 25,5 millones de personas en esa situación. La tasa de desocupación femenina esperada en 2019, de 9,7%, es notoriamente superior al 6,9% de los hombres, según datos del informe de Perspectivas de la OIT.

Por otra parte, el Panorama laboral de América Latina y el Caribe 2018 de la OIT, que fue presentado por la Oficina Regional en diciembre, destacó que el reto de igualdad de género está arraigado también en los salarios. Destaca que entre 2013 y 2017 los salarios de las mujeres crecieron más que los de los hombres “sin embargo esto fue insuficiente para cerrar las brechas salariales por género”.

En 2012, el salario de las mujeres representaba 79% el de los hombres. Desde entonces el progreso ha sido modesto, hasta 81% en 2017, lo que implica una brecha de ingresos persistente de casi 20 puntos porcentuales.

“Es necesario tener muy claro el compromiso asumido en la Agenda 2030 adoptada por los países miembros de la ONU, que se propone lograr para ese año la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor”, agregó Rodríguez.

En el caso de la informalidad, un documento sobre “Mujeres y hombres en la economía informal” publicado por la OIT el año pasado con datos globales, indicó que en el caso de América Latina la tasa promedio de este tipo de empleo es de 53,1%.

Aunque a nivel mundial es mayor la informalidad masculina, en esta región la tasa de los hombres de 52,3% es inferior a la tasa de las mujeres de 54,3%. Las mujeres son la gran mayoría de la categoría de trabajadores familiares auxiliares “que por definición son informales”, y que normalmente no perciben remuneración por su trabajo.

El economista regional de la oficina de la OIT para América Latina y el Caribe, Hugo Ñopo, destacó que “las variables tradicionales vinculadas a la productividad (educación, edad, sector económico, etc.) explican poco de la brecha salarial entre hombres y mujeres. La mayor parte de las diferencias salariales son resultado de variables aun no observables de manera sistemática como los sesgos inconscientes, los estereotipos, la discriminación”.

“Otra característica importante de las diferencias de género es el trabajo a tiempo parcial (30 horas por semana o menos). La incidencia de trabajo a tiempo parcial entre las mujeres es 20 puntos porcentuales mayor que entre los hombres. Estas diferencias son resultado de las diferentes responsabilidades domésticas de hombres y mujeres”, agregó.

Ñopo consideró que esto refuerza la idea de que “para la construcción de un mundo más equitativo requiere de un cambio cultural”.

Un paso decisivo hacia la igualdad de género presentado por la OIT este 8 de marzo destacó que la prestación de cuidados sigue siendo el obstáculo más importante para avanzar en la igualdad de género en el mundo, y menciona también como un factor importante las penalizaciones vinculadas con la maternidad.

El informe hace una serie de recomendaciones para que los países implementen “una agenda transformadora y mensurable para la igualdad de género”.

 

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