ROMA (Italia).- El Papa Francisco ha bautizado este domingo 7 de enero en la Capilla Sixtina a 16 niños, todos ellos hijos de empleados del Vaticano, acompañados de sus padrinos, una tradición vaticana con décadas de historia.
En una homilía muy breve, pronunciada improvisadamente, Francisco ha vuelto a insistir en el don de la fe y también en el papel que los padrinos y madrinas desempeñarán en el curso de la vida de sus ahijados. «Os deseo que vuestra vida sea de ayuda para estos niños, porque es un modo de ayudar a que crezca en ellos la fe. Y gracias por vuestro testimonio», ha dicho.
Ante los padres de los chiquillos, que han llenado de llantos la capilla cubierta por los frescos de Miguel Ángel, Francisco ha dicho que bautizar «significa dar el don de la fe a los niños y son ellos los protagonistas de esta ceremonia de hoy».
«Que lloren, que lloren, que se liberen porque son ellos los que mandan, es su fiesta. Ellos reciben el regalo más hermoso, el regalo del Señor, la fe. Por ahora, estos niños están callados, pero basta con que uno dé la nota y empieza el concierto, así que tranquilos –ha señalado dirigiéndose a las madres–. Si tienen hambre, dadles de comer; si tienen calor, quitadles la ropa porque el calor hace daño», ha dicho.
La fiesta del Bautismo de Jesús concluye el tiempo litúrgico de Navidad y se celebra el domingo después de la Epifanía. Para los cristianos, el bautismo borra el pecado original y los pecados cometido e introduce al bautizado como partícipe de la gracia de Dios, imprimiéndole el carácter indeleble de cristiano. Es el primero de los siete sacramentos y se administra a los niños con el consentimiento de sus padres y en presencia de al menos un padrino.
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Fuente Europa Press / foto Twitter